Los inicios de este proyecto son conocidos, Sufjan Stevens y su compañero de sello Angelo De Augustine deciden tomarse un mes sabático, irse a una cabaña en el estado de Nueva York, desconectar del mundo y comenzar a ver una película por noche, por las mañanas cogían sus instrumentos y entre los dos comenzaban a escribir una canción en la que reflejaban cualquier tipo de emoción que les hubiera despertado la película de la noche anterior. Al final salieron de allí con 14 canciones llenas de melodías etéreas y preciosistas, junto a letras introspectivas, que traen a la memoria los primeros discos de Stevens, cercanos al folk barroco. Algo normal si tenemos en cuenta que De Augustine ha calificado a éste como un mentor fundamental en su propia carrera.
Lo importante es que su visión musical se impone al material fílmico que les sirve de inspiración, esto es que da igual que estén hablando de “Eva al desnudo” o “Hellreiser III”, no hay cambios estilísticos grandes, todo transcurre por esos territorios preciosistas y tranquilos por los que son conocidos, lo que le da cohesión al disco y lo eleva por encima de su premisa inicial. También sirve para que se pueda disfrutar del disco independientemente de si has visto las películas o no,
La bienvenida nos las dan con sus voces al unísono, cantando en armonía en “Reach Out”, el resultado es algo totalmente acogedor como si estuviéramos en invierno y nos ofrecieran refugio en su cabaña, con una chimenea encendida y un acogedor sofá esperándonos. El estribillo de “Lady Macbeth In Chains” es una verdadera preciosidad que remite directamente a los inicios de la carrera de Stevens, a discos como “Seven Swans”, al igual que ocurre, desde ese inicio con la acústica, con “You Give Death A Bad A Name”, aunque luego es una canción más atmosférica, también contiene una de las melodías más intrincadas del disco, digna de un Brian Wilson y heredera del pop barroco. Es increíble lo parecidas que son sus voces, a veces cuesta distinguirlos. Lo mejor de todo es que está inspirada en “La Noche de los Muertos Vivientes” y en su letra son capaces de mezclar zombies y cambio climático.
“Back To Oz” tiene un estribillo tan pegadizo que podrías escucharlo 20 veces seguidas sin que te aburra, además meten un solo de guitarra, a cargo de De Augustine, que exagera sus conexiones con la década de los 70. Mientras que “The Pillar Of Souls” les mete en territorios cercanos a Simon & Garfunkel, con esas armonías cerradas y ese sentimiento folkie, aunque el estribillo sea más oscuro que cualquier cosa que hicieran los autores de “The Sounds Of Silence”, normal si tenemos en cuenta que está inspirada en “Hellraiser III”.
Por su parte, la canción titular es una preciosidad con poco más acompañamiento que un piano que, creo, pertenece en solitario a De Augustine. “Olympus” fue una de las dos primeras canciones que presentaron y uno entiende el porqué, es sencillamente magnífica y lleva escrito Sufjan Stevens en todo su ADN, siendo una especie de heredera del “Romulus” de “Michigan”. “It's Your Own Body And Mind” es otra pequeña caricia basada en el debut de Spike Lee, “Nola Darling”, aunque la canción que más ha dado que hablar del proyecto ha sido “Cimmerian Shade”, basada en “El Silencio de los Corderos” de Jonathan Demme, con esa letra, cantada desde el punto de vista de Buffalo Bill, en la que afirma "Sólo quiero que me ames, sólo quiero conocerme a mí mismo, arréglalo, Jonathan Demme, la belleza reside donde habita tu espíritu". Es un mensaje muy bonito en contra de la transfobia pero algunos han querido ver una contradicción en el hecho de que lo hayan puesto en boca de un asesino, yo creo que está hecho a propósito, haciendo ver como deciden convertir a ese personaje en el malo. Sea lo que sea, el resultado es otra de las canciones más angelicales del disco, en un disco lleno de momentos de este tipo.
El único problema que le veo al disco es que puede quedar como un simple entretenimiento, un disco hecho por pura diversión y sin ninguna expectativa. La verdad es que algo de eso hay también, pero el resultado es tan especial que creo que la combinación de ambos ha funcionado a la perfección, sacando de Stevens su disco más bonito desde “Carrie & Lowell”. Puede que se eche en falta algo más de riesgo pero cuando se tienen canciones tan hermosas como “Back To Oz”, “You Give Death A Bad A Name”, “Olympus” o “Cimmerian Shade”, solo se puede aplaudir mientras aparecen los títulos de crédito y suena de fondo “Lacrimae”.
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