Cuando uno se enfrenta al debut de The Horrors (otra de esas bandas que parecen estar más interesadas en salir exclusivamente en las revistas de tendencias que en la prensa musical), es difícil no sortear la etiqueta ‘de grupo de diseño’.
La estética que gastan los ingleses, entre los primeros The Cure y el garage punk de serie B, suena a invento publicitario a la Malcolm McLaren, como también lo es que chavales que apenas han entrado en la veintena (Internet lo pone ahora todo más fácil) afirmen tener tan mamados a The Cramps, The Birthday Party, Joe Meek y el revival garagero de los ochenta. Si a eso le suman que las canciones no pasan de correctos ejercicios de estilo, suenan cero personales, la cosa empieza a quedar vista para sentencia. De ahí que este “Strange House” apenas será recordado, con el tiempo, por ser el disco donde aparecía “Sheena Is A Parasite”, la canción que hizo que Chris Cunningham volviera a la mundo del videoclip (eso sí, en uno de sus trabajos más anecdóticos). Estos Menswear del garage gótico poca van a durar en esto de la música, como mucho engancharán a algunos adolescentes con ganas de “ser diferentes”, a algún encallecido garagero de pro con ganas de reengancharse a la actualidad o a un Rutero despistado que los confunda con el grupo de In The Red del mismo nombre.
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