El californiano Stephen Malkmus vive un momento de fecunda hiperactividad. No se conforma con la vuelta a los festivales de Pavement, sino que, lejos de vivir exclusivamente de la nostalgia, sigue buscando y encontrando la inspiración. Su nuevo disco en solitario se publica apenas un año después de su incursión en la electrónica “Groove Denied”, y forma, según se afirma desde el sello, una trilogía con el previo y espléndido disco junto a The Jicks “Sparkle Hard”.
No está mal esa combinación de vivir un poco de las rentas mientras se sigue demostrando músculo creativo. “ACC Kirtan” son más de seis minutos de sutiles y atmosféricos terrenos psicodélicos orientales que evocan a gigantes como The Beatles o Led Zeppelin, con un giro country. Y es que, por raro que suene, hace tiempo que Malkmus no rehúye un clasicismo matizado que habría sido inconcebible en tiempos de fundamentalismo indie. Eso sí, nuestro hombre se las arregla para no deslizarse por la empinada cuesta del pastiche. La espléndida “Xian Man”, una especie de blues desaliñado, sienta las bases de un trabajo que, como su título avisa, tiene en las texturas acústicas y el folk retorcido su razón de ser.
Aprovechando la química que hay con músicos como el polivalente y siempre efectivo Matt Sweeney (Chavez, Desert Sessions) y Chris Funk, de The Decemberists, que ejerce además de productor, van cayendo canciones deliciosas que le confirman como enciclopedia viviente del buen gusto: la tierna balada marciana “The Greatest Own In Legal History”, “Shadowbanned” y su aroma a folk campestre inglés con una vuelta de tuerca…La delicadeza lúdica de “Signal Western” o la progresividad vintage de “Flowin´ Robes” conforman otro disco notable. Que se cierra por todo lo alto con la desnuda “Amberjack”, en la que aflora el lado más tierno del compositor.
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