Cuando, en 2005, Kaiser Chiefs publicaron su álbum debut, “Employment”, dieron mucho que hablar. No era un disco brillante, pero aportaba temas directos y pegadizos, además de un tono distinto al indie rock británico del momento. A partir de ahí empezó lentamente un declive moderado. “Yours Truly, Angry Mob” flaqueaba, aunque en el tercer disco, “Off With Their Heads”, se recuperaron un poquito. Los siguientes “The Future Is Medieval” y “Education, Education, Education & War” cojeaban y quedaba a la vista que la fórmula estaba casi agotada.
Ahora, casi tres años después, presentan su sexto álbum de estudio, “Stay Together”. Lo primero que nos damos cuenta apenas empezar el disco es que los de Leeds han dado un cambio bastante importante a su sonido. Del brit-pop y el indie pasan a jugar con el pop, el dance y el disco. Está claro que ha influido el productor del disco, Brian Higgins, autor de canciones como “Believe” de Cher, “Wild Horses” de Girls Aloud o “Sweet About Me” de Gabriella Cilmi. Con este cambio sonoro uno difícilmente los relaciona con los antiguos Kaiser Chiefs. Muchos de sus fans iniciales se sentirán decepcionados, aunque quizás ganen otros seguidores totalmente distintos.
Empezamos. La primera canción, “We Stay Together”, no suena mal. Escuchando nos podemos hacer la idea que el álbum que vamos a escuchar tiene unas tonalidades disco-funk de los ochenta que le dan un aire más fresco al sonido de los Kaiser Chiefs. No faltan los ingredientes necesarios de cualquier tema disco del pasado, sintetizadores, falsete (al más puro estilo Adam Levine), un toque de guitarras eléctricas a lo Chic e, incluso, la participación de una voz femenina al final de la canción para darle el toque soul. Un cambio rotundo de estilo, pero que no suena mal. Este aire más disco-funk también se puede escuchar en dos otros temas del disco (“Press Rewind” e “Indoor Firework”), las tres mejores canciones del disco y las únicas que convencen.
El problema surge cuando pasan de las pistas de baile de los ochenta a una desangelada mezcla de pop comercial, synth pop de radiofórmula y formas incluso EDM. Como ya han hecho otros grupos que en sus orígenes alardeaban de formar parte del indie rock británico, han pasado de sus temas melancólicos, sugerentes y sensibles a himnos de radiofórmula repetitivos y poco originales (un claro ejemplo de esta transición podrían ser los Coldplay de Chris Martin). Al escuchar “Hole In My Soul” y “Parachute”, segundo y primer single de presentación del álbum respectivamente, ya nos damos cuenta de que el inicio era un espejismo. Aquí vemos por dónde han tirado los de Leeds en su último trabajo. Melodías compuestas por los cuatro mismos acordes de piano que forman el pop que ya hemos oído muchas veces en la radio en los últimos años, estribillos que miran a los subidones de Avicii o el último Calvin Harris. Suerte que, de vez en cuando, mantienen alguna guitarra de fondo. Kaiser Chiefs suenan más a una boy band mayorcita que a lo que fueron. El resto de los temas no mejoran mucho. La cosa está en que se van moviendo en terrenos diferentes con lo que resulta difícil definir el disco en pocas palabras. Cuesta encontrar una coherencia general. Parece más un recopilatorio de éxitos del verano que el nuevo trabajo de Kaiser Chiefs. Si alguien espera un nuevo “I Predict A Riot” o un “Oh My God”, mejor que busque en otro sitio.
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