“Cuando despertó, el dinosaurio todavía estaba allí”. El microcuento de Monterroso se me anticipa. Ya estamos lejos del momento en que The Wire acuñara el nebuloso término post-rock. El debate ha terminado. Queda el contenido (entre genial y absurdo) y mucho que construir sobre un punto de partida que ya se ha librado del lastre redentor. El post-rock, al final, no le ha salvado la vida a nadie excepto, quizás, a Tortoise.
Ellos han sido lo más cercano al dinosaurio de esa particular era y “Standards” es el mejor disco que puede grabar un buen grupo cuando no tiene en ciernes obra maestra alguna. Y más si pretende revalidar su propia propuesta. ¿Lamentarán que no haya nuevas vías de investigación los que oían en Tortoise la novísima tendencia? Se siente. Uno siempre ha creído que se basaban en lenguajes preexistentes y sus novedades eran mera gramática. Y no es poco. ¿Les acusaremos ahora de usar propiamente los canales que abrieron anteriormente? Pues, oyendo “Benway” o “Speakeasy”, me alegro de ver que pueden alargar su propia sombra y, con “Seneca”, demuestran que su vida y la de sus grupos afluentes pueden gozar de sentido unitario y fructificar en confluencia. En “Blackjack” me parecen incluso paródicos. ¿No es eso gozar de buena salud? Sabe mal porque mucho ideólogo tendrá que descargar el contenido de su pluma, pero ellos demuestran que pueden hacer un trabajo más directo (¿menos rompedor?) porque labraron su propio campo anteriormente y ese no era yermo. El rock, el jazz y el cine le ganan la partida a las nuevas e improbables acuñaciones. Solo con leer el título…
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