Teniendo en cuenta que mi kit
verbal de supervivencia germana se limita a pronunciar “danke” y “currywurst”
sin que se me caiga la cara de vergüenza, el debut del berlinés Peter Fox
(antiguo integrante de los allí muy populares se antoja como una lección en toda regla de
que, gracias a Dios, el universo hip hop y el dancehall pueden encontrar
sonoridades a explotar alejadas de la mera base intrascendente. Acompañado de
la Orquesta Alemana de Cine de Babelsberg uno de los vecinos más célebres del
flamante barrio de Kreuzberg, alejado de los estereotipos de chico rudo que su
compatriota (y principal rival en el universo de las rimas) Bushido transpira,
dota a su propuesta de un exquisito gusto donde los paisajes de aura cinematográfico
(en la sorprendente “Alles Neu”, con videoclip darwiniano de factura impecable)
junto a los justos arreglos electrónicos cobran merecidamente todo su
protagonismo. A pesar de la evidente barrera lingüística que la gran mayoría
puede padecer, tal impedimento no resulta trascendente para que temas como la
trompeteramente adictiva “Der Letzte Tag” o “Ich Steine, Du Steine” resulten
cuanto menos degustables. Rompiendo clichés, tanto sonoros como estéticos, no
nos debe extrañar que su nombre brille con luz propia en mayores latitudes.
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