St Vincent es una de las mayores estrellas del rock de nuestros tiempos. Y si alguien aún tiene dudas, con su séptimo álbum de estudio, “All Born Screaming”, queda más que demostrado. Estamos ante un disco que parece hurgar y retorcerse entre cuerdas eléctricas y sintetizadores para llegar a las entrañas más profundas de la propia Annie Clark. En esta nueva búsqueda de un sonido y un vocabulario propios –que ella misma describe como nuevo por lo que respecta a su sonido–, decide prescindir del que fue su productor en sus dos anteriores álbumes (Jack Antonoff), para tomar ella misma las riendas en el estudio y producir por primera vez un álbum de St Vincent. Aun así, en el disco la arropan colaboradores tan brillantes como Cate LeBon, Dave Grohl o Stella Mozgawa (Warpaint).
Con “All Born Screaming”, Clark hace brillar su propuesta sumergiéndose en la historia del rock y reconvirtiéndola a su favor. De este modo, el disco se abre de forma ceremoniosa con “Hell Is Near”, una pieza envolvente, hipnótica que, con instrumentación de los sesenta, nos adentra en una suerte de secta en la que ella será nuestra guía espiritual y nos llevará de la mano durante todo nuestro viaje. Le sigue “Reckless”, con una desnudez cruda que rompe, adentrándose en las aguas de la electrónica industrial y con coros prácticamente religiosos repitiendo “Coming for me”, anticipando el estallido de “Broken Man”. De ahí al rock de mil destellos de “Flea”, una canción en la que podemos sentir como disfruta y nos seduce a cada nota.
Pese a tratarse de un disco claramente rock, también nos encontraremos con basslines brumosas y percusiones tribales en “Big Time Nothing”; una sensual ritmica jamaicana en “So Many Planets”, por poner algunos ejemplos en los que Clark experimenta con su propia personalidad.
Quizás el tema más destacablemente diferente, aunque encaje perfectamente en su universo, sea la elevación pop de “Sweetest Fruit”, un homenaje a la fallecida productora, cantante y compositora SOPHIE. Un tema que habla sobre aquellas personas que se esfuerzan por trascender y que, por el camino, logran crear algo auténticamente bello y conseucentemente un volantazo a la historia.
Como no podía ser de otro modo en esta suerte de álbum conceptual, “All Born Screaming” se cierra con el homónimo viaje de guitarras luminosas, coros eclesiásticos y electrónica que se va acelerando hasta llevarnos a otra dimensión y elevar a Annie Clark a lo más alto.
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