Aunque recién empezamos el año, el optimismo más inocente y los buenos propósitos empiezan a diluirse. A estas alturas llegamos a la conclusión que el mundo sigue igual que hace unas semanas y no nos queda más remedio que adaptarnos. Eso o sacar toda nuestra rabia para empezar a cambiar las cosas. En ese marco es donde mejor podemos ubicar “Letter To Self”, el álbum debut de los irlandeses Sprints: una colección de canciones entre el garage rock, el indie rock y el post-punk, intensas y comprometidas en las que, en medio del estruendo, también hay momentos de claridad.
Desde su formación en 2019, Sprints apuntaban maneras como una banda a tener en cuenta por sus letras sarcásticas y secas, algo que han acabado canalizando en una rabia más descarnada en este álbum, en línea con compañeros suyos de escena como Fontaines DC o The Murder Capital. Aunque este no es el único registro que encontramos en el álbum. “Literary Mind” se presenta como una de las canciones más brillantes del disco con su línea de bajo más coqueta y encontramos también ecos de pop-punk y toques de guitarras más ochenteras en “A Wreck (A Mess)”. Tampoco podemos dejar de lado la más dramática e inquietante “Shaking Their Hands”, con un toque más grunge. Así, a medida que Sprints van mostrando su paleta sonora, la voz desgarradora de Karla Chub trata temas como la misoginia en la industria musical, nos muestra sus ansiedades y miedos y toma como suya una rabia generacional latente. Una catarsis a golpe de riff.
Pero, a pesar de su crudeza, los momentos más destacables de “Letter To Self” residen en un optimismo latente: El ruido que ahoga la rabia y la canaliza en una positividad no carente de cierta ironía. Quizás este cambio de registros y ese juego de contrastes se puede antojar algo confuso tras una primera escucha. Aún así, “Letter To Self” no deja de ser reflejo de un mundo cambiante y contradictorio, una realidad que Sprints es capaz de mostrar sin artificios.
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