Atlanta es y ha sido siempre una de los hubs más prolíficos de música afroamericana, con una fértil y reverberante escena que ya despuntaba entre otras ciudades americanas en la era dorada del soul, a mediados de los sesenta. Aquellas semillas no han dejado de florecer, y de su cantera siguen apareciendo agradables sorpresas. Desde los consolidados OutKast o Usher, hasta las esquinas más alternativas del hip hop contemporáneo, de donde surgen colosales artistas con mucho que decir. Desde J. Cole y su colectivo musical Dreamville, al que nos ocupa aquí: Spillage Village, otro colectivo de artistas entre los que se encuentran la pareja de rapers Earthgang, el MC J.I.D, la cantante Mereba o Lordxn Bryant y Holywood JB entre otros.
El colectivo ya me convenció con su anterior obra “Bears Like This Too Much”, el cual escenificaba un hip hop de cadencias lentas y partituras fumetas, con una impronta perezosa y etérea. Pero con “Spilligion” han elevado su propuesta, se han abierto y expandido, incorporando más riqueza de recursos. Se nota que es un disco hecho en equipo (estuvieron todos viviendo juntos en pleno confinamiento componiendo y grabando). Con tiempo y una motivación sin apenas grietas, Spillage Village se adentran con esta nueva entrega en un hip hop más lirico, imaginativo y serpenteante. Bajo mi parecer el colectivo se ha beneficiado mucho de la energía femenina de Mareba que aporta plasticidad y esperanza. Unidos, lejos de estructuras monolíticas y redundantes, se reinventan en un sincretismo que integra y trasciende. Spillage Village interpretan la música afroamericana, la giran del revés, la voltean, la reimaginan y la propulsan hacia dimensiones que ni el algoritmo más espabilado de la clase hubiera podido predecir hace unos años. Todas sus canciones parecen alcanzar un protagonismo concomitante y en ese equilibrio quimérico alumbran una estructura holística donde las sombras en una canción son luz en otra.
Beben de la espiritualidad y generosidad del góspel, se reivindican bailables y desprejuiciados con lo mejor del R&B, tienen la arrogancia y la imaginación del jazz, abrazan y conciencian al amparo del espíritu soul más festivo y juegan con un cosmos pop que sabe reírse de todo, incluso de ellos mismos. Y esa masa efervescente la vuelcan en un hip hop con alma cubista que marca nuevos caminos y abraza a nuevos oyentes. “Spilligion” es sexy, es desafiante, es espiritual, es reivindicativo, es psicodélico y es altamente adictivo. Sin lugar a dudas estoy convencido que nos encontramos ante uno de los grandes discos de hip hop de esta década que empieza. Feliz de contribuir a transmitir esa nueva religión. From Atlanta to the world, “Spilligion” al poder.
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