Radar
DiscosSoyla

Radar

7 / 10
Maite Aparicio — 29-11-2024
Empresa — Cherub Rock
Género — Indie pop

A la tercera va la vencida. Tras cuatro intensos años y dos discos previos en los que sus miembros han ido asentando a fuego lento su marca personal, el conjunto barcelonés Soyla nos confirma hallarse en el camino adecuado con la entrega de “Radar”, la prueba que Micky Laborde y Jordi Pegenaute necesitaban para volver a confiar en su música, incluso cuando la industria parecía habérselo puesto todo en contra.

Frente al ruido exterior y las rémoras que tratan de distraernos de lo verdaderamente importante, el cuarteto nos plantea sin dobleces una fórmula directa y efectiva. Letras sencillas, relatos con alma y arreglos exquisitamente ejecutados con los que multiplican el alcance y la memorabilidad de su propuesta con respecto a lo que hasta ahora conocíamos de ellos. Y es que a pesar de su relativa bisoñez, el proyecto cuenta entre sus respectivas patas con músicos de gran recorrido y un prestigioso historial del que no dudarán en hacer gala desde sus primeros acordes.

La pegadiza calidez de “La Ciudad”, manifestada entre conmovedoras cuerdas y teclas, sirve de tejido perfecto para un texto sencillo pero con corazón. Historias de amor sin cinismos ni ambages que crecen a ritmo de piel y entraña (“Días Sueltos”). El lustro que llevamos vibrando con sus sentimentales melodías ha terminado también concediéndonos la oportunidad de admirar con este tercer largo la cara más íntima de su narrativa, abriendo el pecho de par en par para enamorarnos con las pequeñeces de la rutina familiar (“Y es que tiene siete meses, para mí ella es presente”, cantan en “Zoe”) o exorcizar experiencias tan únicas como colectivas (¿quién no se ha topado en su vida con un “Jan” de turno, verdad?).

De su pretérito cruce sobre las tablas de nuestro país con la legendaria banda argentina Estelares surgió “Rey sin trono”, una ambiciosa colaboración en la que la que la sobriedad y la elegancia del grupo (muy a la The National) alcanza su mayor esplendor gracias al brillante equilibrio tonal entre Laborde y Manuel Moretti. Para divertirnos (“Sebastià”) y capturar nuestra atención (“Tony”), sin embargo, se bastan y se sobran ellos solitos tirando de literalidad, desenfado y un anecdotario personal sin parangón.

Su mayúscula producción (resuelta mano a mano entre la propia banda y el omnipresente Carlos Hernández) y un puñado de inquietudes (enunciadas sin trampa ni cartón y entre las líneas de bajo de Pep Cucurella y las percusiones de David Simó) hacen de “Radar” el cancionero más completo que la banda ha sido capaz de concebir hasta la fecha. Una osada apuesta por el pop desacelerado e intimista que brilla con luz propia en medio de esta salvaje selva de inmediatez, prisa y desazón.

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