Creo que no falto a la verdad al decir que, conocida la fama de misántropo de Scott Walker, cuando la colaboración entre el músico de Ohio y Sunn O))) se anunció hace un par de meses la sorpresa fue mayúscula. Sin embargo ahora sabemos que había señales indicando desde hacía tiempo que sus dos universos sonoros estaban condenados a encontrarse. Sunn O))) citaban a Walker como referente a la hora de promocionar su “Monoliths & Dimensions”, y lo que ignorábamos entonces es que meses antes O´Malley y Anderson habían tirado de correo electrónico para proponerle una colaboración en el disco que finalmente no pudo ser. Ese contacto inicial a la postre iría madurando hasta convertirse en este proyecto compartido.
Aunque por las explicaciones que el propio Walker ha ofrecido sobre la factura de “Soused”, la carga de trabajo no ha estado igual de repartida y en esencia el disco se puede entender como un álbum suyo en el que ha recurrido al sonido característico de Sunn O))) para vestir las canciones. Canciones que fueron escritas por él mismo y que dejan entrever un necesario cambio de ciclo en su compleja propuesta musical. Porque si el reciente “Bish Bosch” (2012) dejaba algo claro era que difícilmente Walker podía llevar más allá su paseo por la atonalidad orquestal que ya asomaba tímidamente en “Tilt” (1996) y tomaba definitivamente forma con “The Drift” (2006). “Soused” supone un respiro en ese sentido y es posiblemente lo más ortodoxo y “convencional” que hemos escuchado de Walker -también de Sunn O)))- en un par de décadas. Un disco de doom de cámara concebido para ser reproducido a toda hostia y asustar viejas: “El máximo volumen aportará los máximos resultados”, explica desde la contraportada.
Tiene su lógica. Los desarrollos zigzagueantes de antaño dan paso a una estructura monolítica, basada en las texturas, levantada a partir de una capa de drones furiosos que son marca de la casa del dúo de Seattle –trío esta vez, pues su colaborador habitual TOS Nieuwenhuizen se encarga de los pasajes de lead guitar-. Y montando ese toro salvaje encontramos a un Walker cuyo inconfundible registro sería capar de hacer suya hasta una jota y su colaborador habitual, el productor Peter Walsh, que se encarga de convertir en sonidos las sádicas ocurrencias del jefe: contratar a un experto en el manejo del látigo para registras sus chasquidos en el aire, golpear una pieza de carne,… Ese tipo de cosas que, por otra parte, están indisolublemente ligadas al espíritu de unas letras que hablan de suicidios asistidos (en “Lullaby”, un regalo que inicialmente Walker le hizo a Ute Lemper y que aquí recupera en su propia versión), asesinos de niños, el sadomasoquismo de una estrella de cine y demás lindezas. Una vez que hemos desistido de la idea de encontrar música capaz de transformar el mundo lo que nos queda es buscar aquellos discos más efectivos a la hora de describirlo. Y efectivamente cuando “Soused” suena a todo rabo en el equipo de casa se convierte en una metáfora más ajustada de los tiempos oscuros que nos ha tocado vivir.
Lo siento, debes estar conectado para publicar un comentario.