No podemos huir del tópico: lo ha conseguido.Y no era tarea fácil. Lo de "Roots", una de las obras monumentalesde la década, parecía el listón definitivo, la cima creativa de una banda que, difícilmente, podría haber dado más de sí. A raíz de todo ello, la separación de Sepultura no tardó en llegar. Ahora, su líder, su creador, el alma máter, Max Cavalera, ha vuelto a enmudecernos a todos. Soulfly, formada por Max, Jackson Bandeira, Marcello D. Rapp y Roy Mayorga, es la lógica e inteligente progresión de lo que tenía que haber sido Sepultura. Lo que nos sorprende de este disco debut no es el contenido en sí (la evolución ha quedado un poco frenada), sino el propio hecho de ver cómo Max Cavalera ha sido capaz de acercarse al nivel de su predecesor sin la ayuda de sus ex-compañeros. Con el empuje de Ross Robinson en la producción (en esta ocasión, mucho más sucia, despreocupada y caótica) y de algunas colaboraciones estelares (Dino Cazares, RDP, D-Low o Fred Durst), la primera reválida de Cavalera huele a prólogo de algo grande, muy grande. Esperaremos. Nuestra paciencia no conoce límites.
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