Como sociedad, deberíamos prohibir terminantemente los álbumes póstumos. Revolver en los cajones de los difuntos, reinterpretar, rehacer, tomar la palabra de terceros por la suya, y obligarlos a firmar un trabajo que en su día no estaba listo. En muchas ocasiones se convierten en maniobras de marketing para seguir generando beneficios del legado del artista. Pero hay excepciones. En el mejor de los casos, estos fundionan como una despedida entre la figura y sus fans. Y este es el caso del disco homónimo de Sophie.
Después de su inesperada muerte en 2021, la pionera, compositora, productora, DJ, y activista por los derechos trans dejó un vacío latente que aún se percibe hoy en día. Así que, cuando se anunció “SOPHIE”, unos nervios mezclados con emoción, y la sospecha de un pequeño desastre, invadió a sus fans. Podríamos bailar una última vez con Sophie. Pero al abrirlo, esa posible euforia inicial queda descolorida.
Si somos justos, nadie debería analizar este disco desde la perspectiva sonora de 2024. Al ser un WIP (work in progress), tampoco podemos afirmar que fuera ni tan solo el sonido que quería darle en 2021. Por todos es sabido que Sophie era una trabajadora incansable. Desde su disco debut, se rumoreaba que trabajaba en un álbum llamado "Trans Nation" y en 2020 estrenó en directo diversas canciones en un directo por streaming, otras ya habían sido testeadas en los directos como es el caso de “Reason Why”, junto a Kim Petras y BC Kingdom. Su hermano, y manager de estudio, afirmó que estábamos delante del tracklist más cerrado que encontraron y que “todas las capas de cada una de las canciones estaban ahí de algún modo”. Pero desgraciadamente muchas de ellas siguen sonando incompletas o con la falta de ese giro rompedor al que nos había acostumbrado Sophie.
Pero lo que hay, es lo que es. En poco más de una hora, nos sumergimos en una oscura pista de luces de neón. Abstracto a veces, como en los primeros temas, y destellantemente pop en otros, exprime un espíritu más marcadamente club. Aunque hay ideas interesantes en muchos casos parecen esbozos de lo que podría ser. Aun así, podemos afirmar que son la dirección que ella quería tomar. En sus últimos sets podíamos ver estas tendencias donde el bubblegum pop jugaba a favor de patrones tecno, como en “Berlin Nightmare”.
En otros encontramos este “crear el pop más brillante, luminoso y fuerte que se pueda” que ella misma decía buscar, como en “Exhilarate”, “White Lies” o su tema junto a Hannah Diamond. Destacar también lo que parece una profecía, de una mujer más increíble, más elegante y más vivida que tu, transmitida en la zona de fumadores de un club, mientras que una pastilla cuestionable, que es su heteria canción junto a Nina Kraviz. Sin olvidar a otros colaboradores como Juliana Huxtable, LIZ, Evita Manji, Cecile Believe, Doss o Popstar.
En general se trata de un buen disco de electrónica pop con el que siempre nos podremos preguntar cómo lo hubiera mejorado Sophie. Quizás lo más romántico hubiera sido dejar que todas estas canciones, demos y propuestas hubieran permanecido eternamente como filtraciones en internet. Un video mal grabado en uno de sus sets, un par de pixeles, un leak de treinta segundos. La devoción de sus fans por plasmar su presencia para siempre. De este modo, lo que en el disco suena a incompleto, sería la ausencia que demuestra que estuvo. Buscarla eternamente en los rincones más perdidos de internet. Rest in Power Sophie.
Lo siento, debes estar conectado para publicar un comentario.