Una de las peores cosas que se pueden hacer a la hora de valorar un álbum, es escribir sin haberlo escuchado al menos más de diez veces y a ser posible no consecutivas o de lo contrario puedes llegar al hartazgo. Y aunque reconozco que debido a las prisas por publicar esta reseña tan sólo han sido unas pocas las escuchas del nuevo trabajo de M-Clan, creo estar en condiciones de afirmar sin timideces que el álbum sobrevuela por encima de su afamado “Usar y tirar” usando sus mismas premisas. Un nuevo trabajo en el que Carlos Tarque vuelve, no sólo a cantar a gran altura, sino a recuperar la validez de unos textos que habían perdido calidad y cierta profundidad lírica, ahora recuperada.
En cuanto a la música siguen estando intactas las bazas de su segunda época: Esa carencia Faces/Stones disimulada por una estructura más pop, combinada con esa dicción murciana tan chulesca y ese no comerse la olla demasiado, que dan forma a un estilo tan simple como efectivo, y, ahora sí, libre de cualquier presión. Un hecho éste último que les condicionó mucho en el pasado pero con el que, por fortuna, han aprendido a vivir después de soportar más de un bache. Experiencias acumuladas que han sido claves para cimentar un gran álbum, sin más pretensiones. Estoy en condiciones de afirmar que se trata de su mejor trabajo hasta la fecha.
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