A veinte años de su debut discográfico, y a un cuarto de siglo desde su formación en las catacumbas del underground universitario, el anárquico dúo norteamericano no da señales de flojear. Cuatro años después del estupendo Fantasy Empire, con el que por primera vez apostaban por un sonido de estudio menos lo-fi, tenemos de vuelta a los dos Brian (Gibson y Chippendale) haciendo lo que mejor saben hacer: liándola parda con una muy generosa dosis de riffs primarios, caos vitalista y frenesí inventivo.
Este nuevo trabajo es un vivo testimonio de que no sólo no han perdido las ganas por seguir profundizando en su demente (e influyente) estética sonora, sino que aquí y allá dan con nuevos hallazgos (Don Henley In The Park o All Insane se acercan mucho al pop psicodélico ciertamente marciano). Sonic Citadel le agarra al oyente de la pechera para meterle de cabeza en su mundo. Blow To The Head es exactamente eso, un salvaje asalto, no apto para oídos delicados, que evoca a unos Black Sabbath metidos en la túrmix y puestos de ácido.
Los títulos de las canciones rivalizan con los de Mogwai en términos de cachondeo surrealista (USA Is a Psycho, Air Conditioning, Hüsker Dön't, Big Banger, Halloween 3, Van Halen 2049), pero es la inagotable energía asilvestrada del dúo y sus frenéticas e intrincadas peripecias instrumentales, inspiradas por los géneros más dispares e insospechados (muy recomendable ver los discos que se llevan en la estupenda serie de vídeos de Amoeba Records What´s In My Bag) las que vuelven a convencer. Puede que alguna canción se alargue un poco más de lo ideal, pero es una suerte contar a estas alturas con un grupo tan peculiar en semejante gozoso estado de forma.
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