Sonambulancia
DiscosFee Reega

Sonambulancia

7 / 10
David Pérez — 16-03-2017
Empresa — Humo
Género — Folk

Cuando la madrugada afilada te muerde los párpados y te agarra por el cuello un mal sueño o la peor de tus pesadillas, lo mejor que te puede ocurrir es que pase por allí una Sonambulancia. Diez canciones que serpentean con vida propia, entre el estado de vigilia y lo soñado, en la negritud de unos misteriosos ojos abiertos de par en par.

Fee Reega deja atrás el inglés de su anterior Shoot (Woodland, 2015) y recupera el castellano de su notable La raptora (Pauken, 2014), pero con un enfoque totalmente distinto, creando desde la inicial La noche cae una atmósfera oscura de creciente tensión, que te envuelve poco a poco la piel desnuda como una enredadera de espinas y fuego. Delicado folk freudiano en el que estalla una tormenta eléctrica de cuerdas, fantasmagóricos vientos y una palpitante batería que, junto a la voz vaporosa y penetrante de Fee Reega, no nos marca el camino de vuelta a casa para resguardarnos, sino que nos empuja a adentrarnos en un frondoso e hipnótico bosque de miedos, deseos y heridas abiertas.

Personajes extraños y emociones crudas que colisionan y se abren paso entre las grietas del inconsciente, como ese camionero al que le huele la piel a gasolina y salta como un caballo toda valla, muro o persona, en la vibrante y explosiva 20 multas en un día, con Fee demostrando todo su poderío vocal.

La melancolía cantábrica flota en Cueva y se ahoga deliciosamente en Tequila una y otra vez, para proseguir con la corrosiva y acertada redefinición de su sonido en cortes más oníricos, como Te contagie con mis sueños o Ahora das miedo. Todo enmarañado en un caos eléctrico controlado por las cuerdas de Dani Donkeyboy y Javier Bejarano (omnipresente su guitarra con arco), sumado a constantes cambios de batería muy presentes a lo largo de los surcos. Intensidad a las baquetas de Ibán Pérez, que nos golpea como una lluvia ácida y recuerda por momentos al Jim White (Dirty Three) más elegante.

La Niebla nos quema y el salitre dulce y amargo que deja el amor, araña y habla desde lo cotidiano en Tú cocinas y Sólo es trabajo. El baño de nocturnidad y pasiones termina con la ambulancia de los sueños perdidos, haciéndonos señales con las luces y dejándonos llevar, bajo el vaivén de un vals que promete que si el alcohol limpia las heridas, El tiempo limpiará nuestras vidas...

Sonambulancia, música para cuando, como decía Fernando Merlo, “la noche, presentida en el fondo de las venas, agarra en las paredes sus tentáculos y no te deja oír ni tan siquiera el silencio”.

Lo siento, debes estar para publicar un comentario.

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.