En poco menos de un mes llegará a las tiendas el cuarto álbum de L-Kan, “Somos otra cosa”, un título que resume lo que el cuarteto madrileño cree haber conseguido en esta nueva obra. Las coordenadas de su sonido permanecen inmutables, aunque la experiencia acumulada y las ganas de hacer algo nuevo les han hecho subir un peldaño: un disco más elaborado (se nota la mano de Spam) que sigue sonando a L-Kan.Pasarán los años y L-Kan seguirán sonando a… L-Kan. Es lo que distingue a un grupo que sigue la corriente que mola (¿qué será dentro de una década de los imitadores de The Strokes e Interpol?), de los (pocos) que hacen lo que les apetece y exploran nuevas posibilidades dentro de un campo de acción más o menos coherente. L-Kan se mantienen en sus trece sin despeinarse; y entonces te preguntas si hacían lo que hacían porque era lo que tocaba o si de verdad resulta que, al final, detrás de su música había unas intenciones claras. Lo bueno de L-Kan es que son capaces de hablar de las cosas más importantes de la manera más simple, haciendo que parezcan tonterías. Lo bueno de L-Kan es que las historias que hay detrás de sus canciones nos han pasado a todos alguna vez. En “Somos otra cosa” explican cómo las relaciones se construyen a partir de menudencias (“Todo lo que no”); retratan al público habitual del 8 y Medio (“Bailan”) y a las marujas madrileñas de alta alcurnia, las del bingo, El Rastrillo y El Corte Inglés (“Señora”). El patinazo se lo pegan en los temas que se salen de la línea, los distintos: chunda chunda, castañuelas y organillo para “Me hago buzo”, música de feria que ellos han bautizado como “Copla pop”; coqueteos con el folk americano (“Yo os comprendo a todos”) con un resultado un poco bochornoso y una letra de suspenso; y la balada tristona (“Pobrecilla”), infumable. Para tomar nota: “Mi iPod y yo” –más actual, imposible-, “Todo lo que no”, “Echo de menos”, “Bailan” y “Señora”. Pero como L-Kan son un grupo de directo, la nota definitiva habrá que ponérsela después de ver la puesta en escena. La armada Kan está de vuelta.
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