Adam Bainbridge afronta su tercer disco con ambición. Ha producido para Solange, Kelela, Dev Hynes/Blood Orange o Robyn (que, como en anteriores trabajos, le devuelve el favor en este álbum, colaborando en “The Warning” y en "Cry Everything"), y encandiló a la crítica con su debut “World, You Need A Change Of Mind” y –algo menos– con “Otherness”, pero es en este tercer álbum cuando va a por todas. Mantiene su sonido marca de la casa, esa mezcla de pop y house que ya nos llamó la atención en las anteriores entregas (como en “Lost Without”, con Seynabo Sey), pero ahora añade un toque dancehall por aquí (“Softness As A Weapon”), unos punteos todavía más funk por allá (“Hard To Believe”, con el feat de Jazmine Sullivan).
Además, y aunque la producción recaiga enteramente en los hombros de Bainbridge, lo que no faltan en este tercer trabajo son colaboraciones. Aparte de las ya mencionadas con Robyn, Seynabo Sey y Jazmine Sullivan, Adam ha querido contar con el histórico Todd Rundgren, con Starchild & The New Romantic, con Samthing Soweto en un interludio, o con Sampha (quien ha trabajado con Frank Ocean, Kanye, Drake y, al igual que el propio Adam, con Solange), pero también con un mix de artistas de distintas nacionalidades: la sueca Nadia Nair, el sudafricano Vuyo Sotashe, la londinense Cosima o la estadounidense Bahamadia. Todos ellos aportan en un disco en el que Bainbridge peca en ocasiones de monotonía, y de una producción no tan brillante como acostumbra, pero donde no deja de ofrecernos otra colección de buenos temas, destacando la pausada “Who You Give Your Heart To”, la vibrante “Raise Up” o la preciosa balada “The Warning”, que ojalá hubiese estado también en “Honey” de Robyn.
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