Farina y los suyos han cambiado, y está claro que no para hacernos bostezar voluntariamente, sino todo lo contrario. Las nuevas vías que trazan el camino de Karate desde “Unsolved” no se han estancado ante un formulario predeterminado, sino que escogen nuevos planes directores con puntos de vista realmente personales, aunando jazz estandarizado de club y rock con vestigios de los setenta, llegando con “Some Boots” a un enclave cuya doble lectura -cálida por su introspección, gélida por sus formas aburguesadas- implica una madurez que se invierte en una calma apaciguada capaz de bordar canciones tan deslumbrantes y portentosas como las que van a encontrarse aquí.
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