Canary Yellow

Tras un buen número de discos previos que incluyen títulos como ‘An Open Door’ (Fast Weapons, 11), ‘Heresy’ (Weyrd Son, 15) o ‘Savior’ (Profound Lore, 18), Soft Kill amplían moderadamente su paleta de colores para ofertar cierta accesibilidad adicional con respeto a su obra anterior. De este modo, permiten la incursión de algo más de luz en torno a sus canciones, mientras se cuidan de no sacrificar la esencia básica de ese proyecto surgido hace ahora algo más de una década.

La nueva entrega de los norteamericanos sigue teniendo en el post-punk su punto de partida –en esta ocasión quizá más en fondo que en forma–, pero el combo de Portland orienta (con convicción) el elepé hacia un sonido más pulido y tradicionalmente cercano al indie-pop/rock de guitarras. La banda liderada por el vocalista y guitarrista Tobias Sinclair (ex Blessure Grave) firma uno de esos álbumes que se digieren con satisfacción y que, además, crece en impacto a lo largo de sucesivas escuchas.

Sobre todo, en base a los mejores temas de un lote compuesto por nueve temas y una intro, en donde se incluyen algunas pequeñas joyas. Es lo que sucede con “Rock & Blows” y “Congratulations Text” (en la línea de The Cure y Echo & The Bunnymen respectivamente), “Domino”, “Cicero”, el épico final de siete minutos concretado en “Lake Shore Drive”, “Cracked Candles”, o la joya de la corona: una espléndida “The Line” que cuenta con la impagable colaboración de Rurh Radelet, vocalista de Chromatics.

‘Canary Yellow’ es un buen disco dentro de la temporada en curso, a pesar de no destacar en base ningún elemento claramente diferenciador con respecto a toda esa maraña de referencias que continúan viendo la luz cada campaña. Una referencia, en cualquier caso, completada con aquella capa de nostalgia que siempre ha acompañado al combo, en esta ocasión engalanada con una producción limpia y cuidada que empuja en pos del objetivo perseguido por el cuarteto.