El trío zarauztarra Sofa cumple en este 2022 una década de creación musical, y qué mejor manera de celebrarlo que editando su tercera referencia discográfica. Tras un pequeño período de parón, reflexión y reconfiguración de la banda, han vuelto a las andadas con una auténtica tesis doctoral cum laude de instrumental alocado. 8 cortes saltarines como palomitas de maíz (“Krispetak” en euskera), con un sonido fresco a la vez que frenético y directo. En él podemos encontrar referencias a unos clásicos como And So I Watch You From Afar o incluso Don Caballero, sin olvidarse de sus raíces acercándose a sonoridades que nos recuerdan a sus paisanos Dut y esa aura del underground vasco de los 90.
La madurez se nota, y a pesar de que sus dos anteriores referencias “I” (2015) y “II” (2017) eran de notable alto, este nuevo trabajo supera el sobresaliente sin ninguna duda. Y es que lleva dentro todos los ingredientes que se pueden esperar de un disco de math rock pero además, lo condimentan con varios extras que lo hacen aún más exquisito. Probablemente, la principal novedad sea la inclusión de líneas vocales sin más intención que buscar la sonoridad de las palabras. No son el actor principal, simplemente un acompañante más a la música.
A medida que empiezan los primeros compases del disco, sutiles loops de guitarra van construyendo lentamente el prólogo de una historia que va ganando intensidad hasta la primera explosión del redondo tras tres minutos de crescendo a los que se unen dos líneas de voces bien reverberizadas. Un primer tema con épica emotiva y esperanzadora. En un abrir y cerrar de ojos, nos pegamos de golpe con “AlegrergelA”, su single de presentación, con otras intenciones bajo un espíritu noventero mezclado con distintos elementos del instrumental más progresivo. Posiblemente sea junto a “Kokodrilua ta bihurgina kotxia lapurtu ta perretxiko bila duaz”, los temas que mejor definen la esencia del disco, hilando finamente fuerza con melodía y con un resultado muy satisfactorio.
Un disco bastante más dinámico que sus anteriores creaciones. Un trabajo ambicioso como el que se ve en la inclusión de elementos del folk vasco en “Zelatun” por ejemplo. Una amalgama de ritmos complejos y melodías tradicionales que se dan la mano con la que perfectamente podría ser una canción de cualquiera de los grandes referentes del género a nivel mundial. Tampoco les da miedo lanzar propuestas de puro noise como la alocada “Aizkolari Ilustrado” de sonidos estridentes y bases rítmicas imposibles de medir. O incluso ofrecer, acto seguido, una cara más amable y accesible para todos los públicos en “Kokolo”, a pesar de ser su corte más largo dividido en dos partes y con un final de los de cantar “lo lo lo” a pleno pulmón abrazado a tu compañero de directos.
Para darle forma y orden a todo este dinamismo, pasaron a mediados de 2021 por los estudios de Eñaut Gaztañaga para la grabación y contaron con la inestimable ayuda de Tom Peters, guitarrista de Alpha Male Tea Party, para la mezcla. Dos cocineros con estrella Michelín para darle el broche de oro que merece este trabajo.
“Krispetak” se ha cocinado a fuego lento, como mandan las instrucciones. Y de ahí ese regusto tan disfrutable que, al terminarlo, nuestro cuerpo nos pide más. El disco verá la luz el próximo 8 de abril, co-editado por Bonberenea Ekintzak y BCore.
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