La ventaja de Soak (Bridie Monds-Watson), a la hora de liderar la industria actual, es que una vez más la juventud juega a favor de una propuesta como “Before We Forgot How To Dream”. Un disco que refleja todos los miedos e inquietudes de una joven que con solo quince años ya empezaba a destacar en el mundo de la música. La irlandesa apuesta por el folk intimista (“Wait”), sonidos acústicos (“24 Windowed House”) y una inclinación dream-pop (“B a Nobody”) que posiblemente hable del futuro. Curiosamente, entre sus influencias destacan figuras como Chvrches (sus padrinos en la música) o St. Vincent (de quien versionó “Digital Witness”). Sin embargo, no hay un claro interés en el álbum a la hora de querer conseguir un sonido concreto. La artista se encuentra en pleno proceso de aprendizaje y con cada canción nos presenta una nueva propuesta. Eso sí, todas repletas de un espíritu intimista que enlaza el disco de principio a fin.
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