UGLY

La compleja batalla que Tyron tiene constantemente con su instinto se refleja a la perfección en “UGLY”. Una lucha cuerpo a cuerpo con sus demonios que casi siempre termina dejando al artista en el suelo rodeado de un charco de sangre y sin ver la salida. Este nuevo salto en su trayectoria es un agrio loop de dolor, incredulidad, falta de aceptación y angustia por parte de una figura que quiere encajar en la sociedad actual pero no sabe cómo hacerlo. A su vez, “UGLY” refleja un Tyron que no solo hace música para sanarse a sí mismo, sino que busca que su mensaje se expanda a un público cada vez mayor. Es por eso que esta última entrega está generando división de opiniones entre los oyentes. Coloca al artista contra las cuerdas todo el tiempo como si estuviera en una película de Aranofsky, en la que tiene su propio corazón en la mano y no para de estrujarlo.

“UGLY” es una bola que se te queda encajada en la garganta de tensión, ansiedad y agotamiento. Un disco que amplifica de forma consciente los trastornos obsesivos de Slowthai para convertirlos en mensajes de superación y música. Una pieza de sufrimiento con una sonrisa impostada que te obligan a mantener. Una falsa felicidad que defender ante una sociedad de papel que se quema. Últimamente se ha generada una gran ola de rechazo hacia el Tyron actual por convertirse en una figura más comercial e intentar sanar sus heridas. Gustaba mucho más el personaje destruido por el mundo, y drogado hasta las cejas, que el rehabilitado. Sin embargo, el valor de “UGLY” va mucho más allá de que se aplaudan, o no, sus inclinaciones pop o su armadura punk. Este lanzamiento habla de seguir usando la música para generar emociones, impacto y decir a todos los fans, que se identificaron con él desde el principio, que no están solos y que la lucha por una vida mejor merece la pena aunque se haga eterna.

El alma punk con la que se desarrolla “UGLY” empujada por Dan Carey (Kae Tempest, Fontaines D.C., Wet Leg) hace que este mensaje de resistencia sea aún más poderoso con un Tyron que está cómodo y auténtico dentro de este estilo. “It's okay to cry, okay to cry” grita en “HAPPY”, la que es sin duda el hit del álbum con permiso de ese gran arranque inicial de “Yum” y “Selfish” en el que concentra todas sus miserias en apenas unos minutos. Este nuevo disco es un ring de boxeo que Tyron se conoce desde pequeño, pero en el que nunca sabe muy bien cómo entrar a defenderse. Son golpes continuos de la vida hasta acabar con la mandíbula desencajada como búsqueda de la paz y de soltar toda la rabia acumulada. Es un autoanálisis bastante jodido para asumir que todas sus adicciones y miserias siguen coleando dentro de él por mucha terapia que intente realizar. Solo hace falta ver el vídeo de “Yum” y esa cara de Tyron de auténtico pánico por no poder asumir jamás la madurez de haber sido padre.

En el proceso de creación de esta nueva etapa, Ethan P. Flynn (FKA twigs) se cuela como uno de los nombres que más empujan los pequeños detalles que hacen “UGLY” un gran disco. En especial, su participación junto a Tyron en la creación de la fantástica “Tourniquet” (“I give you everything I've got 'til the last fucking bone I have. Take it all, take it all, take it and leave”) que llega casi cerrando el disco y en la que colabora también Taylor Skye de Jockstrap. La llegada de Fontaines D.C. en las guitarras del corte que da nombre al álbum es otro de los grandes momentos del proyecto. Y, sin duda, la apuesta de Tyron de introducir a Sega Bodega en la producción de “Feel Good”, con la participación de Shygirl en los coros de la canción (recordemos que Slowthai colaboró con Blane previamente en la icónica “BDE”), es todo un acierto.

“UGLY” no es solo un álbum que defienda las imperfecciones, sino que más bien lucha por asumir que todos podemos caer en la oscuridad en algún momento de nuestras vidas y que eso no nos hace ser inferiores. Es un disco que, más que buscar la aceptación en los demás, intenta que estos vean y acepten lo diferente de una forma completamente válida. Tyron arriesga de nuevo ansiando el crecimiento y la mayor difusión posible de su arte. Necesita que la acogida de su música sea tan grande como su implicación a la hora de hacerla. Y es que nadie puede negar cómo, con cada lanzamiento, Slowthai siempre baja a los infiernos para intentar conocerse un poco mejor a pesar de las enormes heridas y secuelas con las que termina regresando.