Hay espacios en la vida social de Occidente en los que el sentido del humor no es bienvenido. Pienso en los políticos, por ejemplo: no le vamos a permitir una humorada o ironía a un personaje que supuestamente vela por nuestros intereses. Es de imaginarse que vivir bajo esa condición debe ser deprimente pero bueno, al fin y al cabo nadie obliga a nadie a ser político (o sí, pero esa es otra discusión). Todo esto viene a cuento de que no acaba de entender por qué una banda con la musicalidad y la capacidad para hacer cosas más interesantes como Sleep Token parece imponerse limitaciones con tal de dar con una propuesta “original”.
Más allá de que nos guste más o menos su música, da la impresión de que Sleep Token es una banda que hay que interpretar y no solamente desde lo musical: que si las máscaras, que si el anonimato, que si las letras conceptuales que veneran a una deidad inventada... Todos esos elementos suman confusión a una propuesta musical que en este “Take Me Back To Eden” toma curvas a tanta velocidad que, por momentos, derrapa peligrosamente.
Y es que su famosa (y comercialmente efectiva, eso sí) fórmula que combina post-rock, metal técnico, prog y voces pop que dio buenos resultados en el pasado en canciones como “The Way That You Were” o “Fields Of Elation”, empieza a verse algo forzada y llevada a unos límites que no son para cualquiera. Ni para cualquier oyente, ni para cualquier músico. Porque referenciar con éxito a Tool y Meshuggah en “The Summoning” para luego acercarse a Bastille y Nickelback en “Aqua Regia” es una jugada que requiere de vaselina para que la cosa fluya. Entonces se echa en falta frescura, ¿cuál es el factor que Sleep Token están obviando para que un disco como “Take Me Back To The Eden” sea un éxito en lo creativo y no solamente en lo comercial? Pues quizás espontaneidad y eso que los políticos, decíamos, no pueden darse el gusto de utilizar: el sentido del humor.
Una conocida revista de metal estadounidense los promocionó recientemente como los “Ghost del djent”. La comparación termina siendo odiosa porque justamente una de las cosas que hacen geniales a los suecos es el sentido del humor, esa capacidad tan valiosa de hacer que lo que podría ser estrictamente hortera sea irresistible. Sleep Token tienen otros méritos, pero les mata su solemnidad. Es una pena que un grupo con la capacidad para lanzar un berreo del tamaño del de “Vore”, tema en el que también desenvuelven una interesante armonía en forma de coro sobre una bestial pared de sonido, luego caiga en tentaciones como la folkie “Are You Really Okey?”, uno de los varios momentos en los que sin querer invocan al tristísimo post-grunge que lo invadió todo tras la muerte de Kurt Cobain.
En definitiva, es posible que Sleep Token hayan lanzado el disco que les asegurará audiencias más amplias y una bonita casa a cada uno de sus integrantes, pero también el primero que nos lleva a empezar a buscar a nuestro nuevo grupo enmascarado favorito en otro lugar.
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