Los británicos Sleaford Mods se han hecho imprescindibles como conciencia de la maltrecha clase trabajadora británica. Su propuesta espartana y directa, bases minimalistas crudas sobre las que navegan las diatribas cada vez más amargas de Williamson, es un engranaje de precisión que han perfeccionado hasta sus últimas consecuencias, con un nivel de calidad siempre notable, pero al borde de un agotamiento que empezaba a intuirse. Tiempo, pues, de hacer balance volviendo a su casa Rough Trade (con el espléndido recopilatorio “All That Glue”), y de reunir fuerzas para un nuevo asalto en el que se permiten dejar entrar voces femeninas (Billy Nomates, Amy Taylor de Amyl & The Sniffers), estribillos, y hasta alguna guitarra.
Si las novedades introducidas en “Eton Alive” no acababan de cuajar (en especial los devaneos de Williamson como esforzado cantante melódico), su nuevo trabajo brilla por el lustre de las colaboraciones vocales y la inspiración las bases, que permiten a los de Nottingham ofrecernos algunos de sus mejores cortes hasta la fecha: de la irresistible electrónica orgánica punk de “Spare Ribs” a la acidez y las melodías vocales de “Monk N Mindy” o el bajo sampleado crudo y nervioso de “Shortcummings”, quintaesencia de su receta.
Con referencias a la infancia de una Inglaterra de moqueta y paredes empapeladas, las letras de Williamson profundizan en una amargura de corte existencial, que pone el espejo delante de una Inglaterra postrada en un callejón sin salida bajo la mirada condescendiente de políticos para los que sus ciudadanos no son más que fichas descartables de un tablero –o costillas de repuesto–. No es casualidad que la oscuridad vaya penetrando el disco hasta desembocar en las melodías lúgubres de “Fishcakes”.
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