El dúo de Nottingham ha descolocado a casi toda la industria musical, tanto en Gran Bretaña como fuera de ella. Minimalismo radical, abstracciones furiosas, nihilismo y rabia. Este monstruo bicéfalo está compuesto por el ardor de Jason Williamson y el pasotismo de Andrew Fearn. No crean canciones, ni himnos, son catarsis emocionales, crudas emociones de dos cuarentones de vuelta de todo. Salivazos a diestro y siniestro. Un humor tan negro que al reír escupes hollín. Es la voz de la clase obrera desencantada, la que ha sido pateada en el culo y sabe que no puede aspirar a otra cosa que a llegar de una pieza a casa tras salir borracho del pub. Ponerle música a eso es fácil para Fearn: bucles extenuantes, pistas de bajos sudorosos, guitarras simétricas y baterías martilleantes. Entre punk y post-punk pasando por la música de la calle. Alguien podía creer que la formula está agotada, pero el éxito está en la actitud, en el jodido discurso. Y ahí Sleaford mods son claros vencedores. Canciones llenas de rabia hooligan como la inicial “Live Tonight”, la psicodélica (para ser ellos) “In Quiet Streets”, la marcial “Silly Me”, etcétera. De entre todas destaca “Face To Faces”, con su irónica letra sobre los parados británicos. Otro espeluznante engendro, otro disco redondo.
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