Jeff Hanneman ya no está entre nosotros. Asumámoslo. Es una gran pérdida para el mundo de la música y, en particular, para Slayer. El rubio guitarrista ha sido una pieza fundamental en la construcción de su sonido, aportando sus inestimables influencias hardcore-punk -“Undisputted Attitude”, homenaje de Slayer al género, es uno de mis discos de versiones favoritos- e insuflando agresividad extra a los orígenes más clásicos del grupo. Dicho esto, tampoco resulta del todo justo afirmar que, sin él, los autores de “Hell Awaits” ya no son lo que eran, sobre todo en boca de aquellos que no tienen demasiado claro qué canciones ha firmado exactamente el excepcional músico.
Superado este axioma, decir que estamos ante un disco que sobrepasa de largo la media de discos thrash editados en los últimos años sería lo mismo que no decir nada. Viniendo de Slayer, eso es algo que se presupone y a menudo se da por sentado, pero conviene recordarlo. Aunque lo realmente importante aquí es que “Repentless” supera en no pocos momentos los últimos capítulos de su discografía, empezando por la intro instrumental "Delusions Of Saviour", crescendo cien por cien Slayer, y siguiendo con el iracundo y vertiginoso tema que da nombre al disco, uno de esos inconfundibles e incendiarios pedazos de metal candente construido a base de veloces ritmos de batería, riffs endiablados y desbocada violencia sonora. Las llamaradas se propagan con “Take Control”, pieza que evoca justo todo lo contrario que su título; mientras que “Vices” rebaja el tempo en favor de un mayor groove, primera ocasión para tomar algo de aire.
Recuerdo haber leído una crítica de “Divine Intervention” (1994) en la que se utilizaba el adjetivo “anquilosados” para referirse a los californianos (el revival del género aún quedaba lejos). Sin comulgar para nada con tal afirmación, el arranque de este disco sintoniza bastante bien con las mejores y más urgentes piezas de aquél, precisamente con algunas de las firmadas por Kerry King, como “Dittohead” o “Circle Of Beliefs”. En el otro lado de la balanza, también memorables son los desacuerdos provocados por el más aperturista y ligeramente experimental “Diabolus In Musica”, compuesto casi por completo por Hanneman, por cierto.
Pues bien, la segunda mitad de “Repentless”, tras el estallido inicial y el paréntesis dibujado por las más prescindibles “Cast The First Stone” y “When The Stillness Comes", opta por una vía intermedia: la de los medios tiempos de riffs sinuosos y afilados en sintonía con el excelente “Seasons In The Abyss”. En este apartado destacan “You Against You”, “Pride In Prejudice” y la soberbia “Piano Wire”, última pieza coescrita por Hanneman. Y desmarcándose del resto, la más intrincada y fulgurante “Atrocity Vendor”, que completa un tramo final asombrosamente compacto y arrollador.
En cuanto a los músicos, Kerry King demuestra buen pulso a la hora de llevar casi en solitario las riendas del conjunto. Tampoco hay que subestimar el respaldo del solvente Gary Holt, del que nos quedaban pocas dudas tras verle varias veces en directo junto a la banda; y aunque sus duelos de guitarra no logran reproducir la química King-Hanneman, resultan tan fluidos como letales. Por su parte, Paul Bostaph, sin ser Dave Lombardo, algo que ya sabíamos, cumple sobradamente a las baquetas, como siempre; pero es Tom Araya quien sobresale, sin haber poseído nunca una gran variedad de registros, como ariete y capitán de esta beligerante sinfonía de muerte y destrucción.
No se dejen engañar: “Repentless” es un buen disco de Slayer y su entrega reciente más netamente thrash, género del que siguen siendo indudable historia y columna vertebral.
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