Slash sigue compaginando su histórico regreso a Guns N’ Roses con su proyecto en solitario. Así que mientras los fans de la banda con la que consiguió la fama mundial permanecen a la espera de un nuevo disco que nunca termina de llegar (de momento solo se han atrevido con los singles “Absurd” y “Hard Skool”, un par de descartes del “Chinese Democracy” regrabados por la formación actual), el guitarrista publica el que supone su segundo álbum desde que volviese a GN’R en 2016.
“4” hace referencia al número de LPs que ha sacado junto a Myles Kennedy (voz) y The Conspirators (Brent Fitz a la batería, Todd Kerns al bajo y Frank Sidoris a la otra guitarra). Habría que sumar también “Slash” (2010), el disco de colaboraciones con el que arrancó esta aventura. “4” es, además, el primer lanzamiento de Gibson Records, el sello creado por la marca de guitarras (en asociación con BMG) de la que Saul Hudson lleva décadas siendo embajador.
La discográfica tiene su sede en Nashville, así que el quinteto se trasladaría hasta allí para grabar en el histórico Studio A de RCA bajo las órdenes de Dave Cobb. El productor les haría registrar los temas a la vieja usanza: tocando todos a la vez, voces y solos incluidos.
Así es como se materializarían esta decena de canciones nuevas, donde vuelven a hacer gala del hard rock marca de la casa. La fórmula es la de siempre: riffs gordos, solos pulcros y la prodigiosa voz de Kennedy al mismo nivel de protagonismo que las guitarras de Slash.
La mayoría de las canciones las tenían ya compuestas antes de la crisis sanitaria. Durante la pandemia escribirían tres más, incluyendo “The River is Rising”. A un artista siempre le gusta más lo último que ha hecho, con lo que fue ésta la elegida tanto para abrir el trabajo como para ser lanzada como primer single (un trallazo guitarrero con el que poner toda la carne en el asador).
Hueco habitual para el canal limpio y medios tiempos como “Fall Back to Earth”, tema de más seis minutos elegido para cerrar. También para los aires arabescos de “Spirit Love” y cortes más melódicos y pegadizos como “Fill My World”.
Resulta inevitable pensar cómo habrían quedado las canciones arregladas por Duff y cantadas por Axl, pero mientras el guitarrista de la eterna chistera mantenga ambas formaciones todos salimos ganando.
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