Convertidos en dúo tras la salida de la banda del bajista Toby Cregan el año pasado, los australianos Skeggs presentan su nuevo disco siendo este el primero que graban con tal formación. Por eso han apostado también por introducir algunos elementos que hasta ahora no estaban presentes en su música, como por ejemplo el uso de sintetizadores. De hecho, parece que ese cambio de parámetros tuvo bastante que ver en la salida de Cregan, aunque esto no debe llevarles a pensar que vamos a encontrarnos en este álbum con algo no reconocible. Es cierto que solo empezar con “Tradewinds” las cartas se muestran sobre el tapete. Ahí está ese sintetizador en primer plano para desembocar en un tema que reúne el ABC del indie rock. Fieles a su difícil encasillamiento, todo se va a desarrollar en esos terrenos que sabemos que dominan totalmente y que, junto al citado indie, implican el garaje y hasta el surf rock.
Poco va a tardar en aparecer el mejor tema del disco. Un auténtico himno que, como mandan los cánones, aparece en el segundo puesto del tracklist. “High Beginning” tiene un estribillo pegadizo, un tratamiento instrumental impecable y transmite un buen rollo veraniego que sienta muy bien. Una sensación que también tendremos hacia el final del álbum con “Out Of My Head”, hermana en concepto. El grupo se pasa el disco jugueteando con todo y eso lo hace fresco. Quizá sea “I Think I Can Fly” el culmen de todo ello. Una canción en la que parece que todo cabe y que, como las olivas en un plato, todo también parece acabar encontrando su lugar. Si tuviera quitar algo, me cargo los sintetizadores (otra vez) de “Stuck In The Cheyyenne” que me cargan sobremanera, pero igual es cosa mía. No puedo dejar de tener la impresión que estropean un buen tema.
En todo caso, definir “Pacific Highway Music” como un disco feliz me parece acertado y eso es un plus. En tiempos de introspección, canciones densas y supuestas obras maestras que hay que tragarse con seis vasos de agua para que no se te cierre el estómago, gana puntos un álbum en el que la inmediatez, la relajación y lo animado se llevan la palma. No será el disco del año, y quizá lo olvidaremos pronto, pero mientras no la hacemos pasamos buenos ratos con él.
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