The Closer You Get (reedición)

Cuando la banda de Nottingham Six By Seven, liderada por Chris Olley,  irrumpió a finales de los 90, pilló con el pie cambiado a casi todo el mundo. Eran demasiado crudos, intelectuales y sobrios como para entrar en el cajón desastre del Brit-pop tardío, así que quedaron como una anomalía. En el imperio del postureo británico y la Inglaterra acomodaticia de Blair, esto no jugaría a su favor, aunque, ciertamente, nunca tuvieron vocación de masas. El caso es que Beggars Banquet acaba de reeditar su segundo disco en vinilo, acompañado por un EP con sesiones para John Peel, donde queda bien retratada la ferocidad eléctrica del grupo en su momento álgido. El jugoso relanzamiento les reivindica, pero -ay- los años no han sentado del todo bien al disco.

El grupo de Olley combinó áspera fiereza confrontacional (“Eat Junk Become Junk”, “Sawn Off Metallica T-Shirt”) casi garajera, con momentos contenidos en los que predominaban turbias atmósferas post-punk y la reiteración de sobrios patrones minimalistas, con desarrollos casi post-rockeros. En “The Closer You Get” llevaron todo lo lejos que pudieron esta estética, y mantuvieron el interés con su siguiente disco. Desde su discreta desaparición, Olley ha mantenido una febril actividad con lanzamientos artesanales en la tradición del más estricto underground y ocasionales reapariciones con sus compañeros de banda, como ha sido el caso con este lanzamiento, que Beggars ha hecho coincidir con el de unos también disfrutables “grandes éxitos”.

Pese al correcto nuevo máster hecho para el vinilo, despojado del volumen atroz, muy de su momento, del CD original, hoy chocan las cosas tan extrañas, en términos de producción, que se generalizaron en aquellos años. Tampoco han envejecido bien (y no ha pasado tanto tiempo aunque lo parezca) ciertas ideas, como el intrincado ritmo jungle de la, por otro lado, majestuosa “Another Love Song”. Al final, “The Closer You Get” aguanta el tipo como un disco notable de un momento determinado, pero se queda a unas leguas de la obra maestra que se intenta promocionar hoy. Y es que el tiempo, juez supremo, a veces hace jugarretas insospechadas.