Su directo lo anunciaba, se sienten dos cosas bien distintas con Nudozurdo. Un placer que sobreviene de forma natural sobre bases firmes y tozudas con el eco de guitarras oscuras que no querrían dejar de sonar.
Y una especie de paz rota cuando la voz y el discurso de Leopoldo Mateos entran en escena. En “Sintética” se repiten las sensaciones, pero conviene hacer justicia lo antes posible y afirmar que estamos ante un disco íntegro y bueno, donde fondo y forma van de la mano. No se puede decir otra cosa después de escuchar un disco que empieza estupendamente (“Mil espejos”), acaba mejor (“Ido”) y deja en medio canciones tan notables como “Kamikaze”. Un trabajo que crece hasta el tributo final que se da el cuarteto de Madrid como grupo eminentemente instrumental y que hasta permite recordar los buenos días de A Room With A View por momentos.
En un viaje que va desde The Cure hasta The Appleseed Cast, a “Sintética” le avala también la temperatura, un sonido denso y profundo, aunque deje también momentos olvidables y ciertas sombras. Preferiríamos no tener que escuchar algunas frases de Mateos, pero la vida no es fácil a veces.
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