Sin menospreciar los efectos beneficiosos que el reconocimiento de publicaciones británicas como Uncut y Mojo, o el apoyo de Mekons y Jeff Tweedy, les haya podido proporcionar -les ha servido, sin ir más lejos, para poder vivir de la música-, a The Handsome Family hay que imaginarlos en un entorno más real. Como el comedor de su casa de Chicago, lugar en el que siguen grabando -y probablemente componiendo- sus discos. Allí, a media tarde, Rennie Sparks da forma a unas letras muy por encima de la media, mientras su marido, Brett Sparks, juguetea con el banjo o el pedal steel, acariciando unas atmósferas que no merecen saltos en el lector de CD. Ajenos (al menos en apariencia) al éxito de “In The Air” y “Through The Trees”, siguen siendo únicos, vaya que sí. Continúan narrando como nadie esas pequeñas historias escuetamente adornadas y tan bien conducidas, que transitan a ritmo de vals o exprimen el folk menos exprimido, mientras bordean la frontera (la de Texas y la de lo común) o son simplemente interpretadas a capella... Lo mismo da, no necesitan más. “Singing Bones” es otro pequeño milagro del dúo. Un disco que alimentará aún más el renombre de sus autores.
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