Aunque sólo sea por joder, la verdad es que da gusto ver a esta banda californiana encaramada en lo más alto de la lista de ventas de su país, compartiendo puestos de honor con basuras del tamaño de unos Backstreet Boys o un Ricky Martin.
Convertidos en el nuevo juguete preferido de la MTV americana, Fred Durst (líder de la banda y nuevo vice-presidente de Interscope) no sólo ha cumplido las expectativas de que, a priori, le otorgaban el haber vendido un millón y medio de copias de su primer disco, sino que han pulverizado todas las cifras inimaginables de antemano y todo ello con un álbum que, digámoslo, supera absolutamente en todo al anterior.
En primer lugar porque la fórmula de combinación entre el hip hop y la agresividad del metal está mucho más depurada y basada en la melodía, logrando que las canciones se sucedan en una gran variedad de registros que te mantienen pendiente de la escucha sin bajar la guardia ni un momento. En segundo lugar porque Dj Lethal (ex House Of Pain) ha cubierto de texturas electrónicas un sonido que se ha beneficiado de la experimentada producción de Terry Date (Pantera, White Zombie, Staind) y de las mezclas del mago Brendan O’ Brien (Pearl Jam, Matthew Sweet, Stone Temple Pilots). Y por último porque se han sabido rodear de invitados claves dentro de la escena como Method Man de Wu-Tang Clan, Dj Premier de Gang Starr, el inevitable Jonathan Davis de Korn o Scott Weiland de Stone Temple Pilots. Como resultado: un álbum ciertamente demoledor.
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