En 2016 la estadounidense Sierra Hull lanzaba “Weighted Mind”, disco producido por el gran Béla Fleck, con el que acababa nominada al Grammy como mejor álbum de folk de 2017. Todo un hito en su carrera que parecía imposible de superar. Sin embargo, la de Tennessee y su prodigiosa mandolina, acaba de desmarcarse con un nuevo trabajo titulado “25 Trips” que para mi mejora con creces al anterior. Y lo hace por la variedad de registros y texturas que adquiere, logrando que un estilo muchas veces encorsetado como el Bluegrass, adquiera una nueva dimensión. Y todo gracias a su pasmosa habilidad como instrumentista, su angelical voz y su capacidad para asumir riesgos. Canciones como la que da título al disco, demuestran que su capacidad para ir más allá del género es todo un logro, y que su estilo se encuentra ahora a medio camino entre el folk confesional de Ani DiFranco y ese gran referente que es Alison Kraus. Por eso me atrevería a decir que este es el disco de bluegrass ideal, para todos aquellos a los que el género ni les va ni les viene. Sobre todo porque no es estrictamente un disco de bluegrass.
Sierra Hull ha demostrado a sus veintiocho años de edad, y con su cuarto largo, que es capaz de componer melodías esplendorosas que luego afianza con sus pasmosas filigranas a la mandolina. Nos ha hecho ver, que no todo en la vida es adquirir desde bien pequeña una técnica inmaculada, sino que también se puede incorporar en su bluegrass de autor arreglos de jazz,. Solo hay que escuchar ese precioso medio tiempo que es “Middle Of The Woods” para darse cuenta de ello. Al igual que nos puede dejar con la boca abierta con esa forma frenética de pulsar las cuerdas en un tema como “How Long”; o dejarnos sin aliento en una balada de aroma clásico y mucha lágrima como “Ceiling To The Floor”. Pero si hablamos de buenas composiciones, lo mejor es escuchar un tema como “Poison” para comprobar que el rock también corre por sus venas. Cabe decir, además, que ha sabido rodearse por unos compañeros que cierran filas con sus instrumentos alrededor de la menuda artista, entre los que destaca de forma particular la excelente labor del violinista Alex Hargreaves. Un contrapunto perfecto a la mandolina de Sierra Hulls con el que ha conseguido unas atmósferas tenues, como de duermevela, que actúan de bálsamo auditivo para el oido. Ideal para los tiempos de recogimiento que nos ha tocado vivir.
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