Nunca suficientemente reconocido, Ian Hunter es uno de los grandes de la historia del rock. Sus días de mayor éxito coincidieron con su etapa final al frente de Mott The Hopple (allá por 1972-73), emprendiendo después una carrera en solitario brillante -aunque con algún que otro paso en falso- así como longeva, si bien no particularmente prolífica. Ahora que supera los sesenta, y a diferencia de la mayoría de sus contemporáneos, Hunter no sólo sigue grabando discos tan bellos como este “Shrunken Heads”, sino que además es capaz de dejar caer sobre él la mayor parte del peso de sus conciertos actuales. Y es que el inglés de las eternas gafas sombreadas y los rizos dorados puede permitírselo, porque sigue escribiendo melodías tan seductoras como la de "Soul Of America", medios tiempos con la clase y personalidad de "Words (Big Mouth)”, temas hirientes como "Strench" o baladas tan cautivadoras como "Guiding Light". No es que este disco esté a la altura de sus clásicos de los setenta, ni mucho menos, pero sin duda es una excelente continuación de “Rant”, el más que recomendable trabajo con el que hace cinco años ya demostró que valía la pena no perderle la pista.
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