Ha tardado demasiado en tenerlo pero por fin se ha decidido. Timbaland ya puede presumir de disco en solitario (lo de solitario va entre comillas. En “Shock Value” participan todos sus protegidos), el primero tras una carrera como productor que le ha puesto en lo más alto. Este Quincy Jones del nuevo milenio, capaz de reactivar las carreras más insulsas y poner de acuerdo a todo dios de su valía tras lo mandos, se ha querido dar un baño de masas con un trabajo que no aporta nada nuevo a un carrera interesantísima plagada de aciertos. De hecho “Shock Value”, a pesar de tener algún momento inspirado, “Oh Timbaland”, “Give It To Me” (con la Furtado y Justin Timberlake), “Bounce” (con Missy Elliott y Dr. Dre) o “Release” (otra vez con Timberlake), carece de todo lo que ha hecho grande a Tim Mosley. Es decir, en “Shock Value”, no hay lugar las producciones imaginativas, la personalidad y los clásicos de baile inmediatos, y piensen en un músico que, incapaz de esperar la inspiración (este disco para estar hecho con las prisas. Quizás para aprovechar el tirón popular que hoy tiene Timbaland), se conforma con ser una mala copia de si mismo, ofreciendo algunos de sus momentos creativos más bajos (las colaboraciones con She Wants Revenge, The Hives o Fall Out Boy, son de vergüenza ajena). Esperemos que esto sea un simple patinazo y no vaya a mayores.
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