Aún sin alcanzar los veinte años de edad y sólo trece meses después de presentarse ante el mundo con un espléndido debut homónimo, Jake Bugg reafirma su posición como el artista joven de corte clásico más talentoso de las islas e icono del nuevo estilo británico. Una confirmación que en cualquier caso se antoja moderada, al firmar el músico una segunda entrega que alterna momentos brillantes con otros meramente notables, en un conjunto con el que confirma expectativas sin llegar a desbordarlas. “Shangri La” asume mayores posibilidades y apuesta por un sonido sensiblemente más estudiado, con la influencia de Oasis vigente y la herencia arrastrada que eso supone. Una selección que, de nuevo, compagina las dos principales facetas del autor, otorgando en esta ocasión mayor presencia a una electricidad que supera en protagonismo, cuantitativo y cualitativo, a los sentidos ramalazos folk.
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