Aquellos que se echaron las manos a la cabeza cuando The Knife presentaron “Full Of Fire” como single de adelanto de su nuevo álbum –diez minutos de electrónica progresiva y desafiante a la manera del “Freak” de LFO o “Come To Daddy” de Aphex Twin- en verdad no tenían idea de lo que se les venía encima. Y no porque los hermanos Dreijer Andersson hayan escondido la radicalización de su propuesta disco a disco, hasta llegar al límite de lo infumable en su colaboración con Mt. Sims y Planningtorock para la ópera rock “Tomorrow In A Year” (2010). La progresiva intelectualización de la obra de The Knife que les ha llevado incluso a rechazar aquellas entrevistas que no se centrasen en la cuestión de género y la crítica a la sociedad de consumo (objeto de este disco) les otorga una coartada y una justificación más allá de lo meramente musical. Y de esta forma se cargan a la espalda de la cosa conceptual los veinte minutos de ruido aislacionista de “Old Dreams Waiting To Be Realized” o los chirriantes ecos de “Fracking Fluid Injection” (súmale otros diez) sin los que, qué duda cabe, “Shaking The Habitual” resultaría un disco infinitamente más redondo y al que no cabría acusar de autoindulgencia.
Porque sin ser esa obra magna que le pedimos al dúo sueco -muy especialmente desde que Karin nos dejase boquiabiertos con su disco en solitario como Fever Ray- su nuevo trabajo sí que se mueve hacia terrenos inexplorados y (por momentos) fascinantes. Un espacio en el que cabe la polirrítmia africanista, la elegancia dark de la escuela Siouxsie en los ochenta, lo mejor de la IDM noventera y una irreverente falta de ortodoxia que justifica las comparaciones recurrentes con Björk. “Shaking The Habitual” nos deja pues con regusto amargo, con la sensación que lo que pudo haber sido un disco enorme se ha quedado a medio camino precisamente por pasarse de frenada. Si bien puede que con The Knife empiece a ocurrir como con alguno de los grandes tótems del cine de autor europeo, que han convertido al exceso en el mejor aliado -casi la razón de ser- de su obra.
El disco más cercano a esto es The Dreaiming de Kate Bush