Los Modlin, libro de Paco Gómez, sacó a la luz la historia de una familia norteamericana que se instaló en Madrid en la década de los 70 y desarrolló en la intimidad de su casa una obra pictórica de carácter apocalíptico y siniestro. Más allá del parecido evidente entre las pinturas de Margaret Modlin y la portada de este segundo largo de Biznaga (en realidad una adaptación de El museo Spitzne de Paul Delvaux que firma La Ortopedia Del Manco) hay también un paralelismo con el ambiente opresivo que se respira dentro de un disco que es, por encima de todo, un estado de ánimo.
Madrid sigue siendo su escenario, pero los cuerpos que antes se anestesiaban en la barra del bar se han convertido en zombies y se arrastran por una zona cero castiza. Se refleja también otra forma vida no menos irreal y opresiva, la que se desarrolla vía internet y las redes sociales. Y un fugaz estallido de vitalidad: el de unos jóvenes cachorros cuya única motivación una vez declarado el Estado de Sitio consiste en hacerlo todo estallar. Ese es el universo por el que se mueve este Sentido del espectáculo (¿homenaje a Guy Debord?) que forman los Biznaga más acelerados y rabiosos que puedas imaginar.
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