Cofundador de NUXXE junto a Shygirl y Coucou Chloe, capaz de despuntar dentro de la electrónica de club experimental, de reimaginar bandas sonoras de cine, de firmar el diseño de sonido de una película porno arty ("I Love You" de Brooke Candy) y de adaptarse a un cuarteto de cuerda con la misma naturalidad, Sega Bodega puede presumir de ser una de las voces más inquietas y creativas del underground británico del último lustro. Pero a pesar de las múltiples direcciones que ha tomado su música, su trayectoria viene marcada por una sensación palpable de evolución. Y probablemente el punto de inflexión más importante dentro de ese arco evolutivo haya sido “self*care” (NUXXE, 18), un EP-puente a medio camino entre dos mundos, dividido entre golpes de electrónica afilada y una serie de canciones que se acercan a un pop electrónico atípico y personal y en las que, por primera vez, ponía su propia voz en primer plano.
Del estilo perfilado por esas canciones parte “Salvador”, su álbum debut, que supone una exposición total e inédita por su parte. No solo por lo evidente (lleva por título su nombre de pila y está enteramente cantado y producido por él) sino por el carácter íntimo y emocional de las canciones, un carácter que retienen incluso en los momentos más nerviosos y dispersos de las mismas. Lejos de la contundencia electrónica de lanzamientos como “Nivea” (Crazylegs, 17), “Salvador” abraza un sonido que bebe tanto del pop futurista de PC Music como del r&b contemporáneo de corte experimental y que consigue ser frío y cálido a la vez, cercano y lejano al mismo tiempo, como un bedroom pop salido de una habitación sumergida bajo el agua.
A nivel lírico, el disco lame heridas profundas (en “Masochism” aborda su ahora superado alcoholismo y en “Calvin” el suicidio de uno de sus mejores amigos) y superficiales (“Raising Hell” habla de los mensajes privados de extraños en los que le piden fotopollas), pasando por la salud mental y las relaciones (“U Got The Fever”, “Smell of the Rubber”) y dejando por el camino frases memorables como “When you lie you look like you’ve cum / But as if you came in public”. Brilla también “U Suck”, el tema más redondo y accesible de todo el disco, un pequeño juego basado en la repetición constante de tres parejas de palabras (“fuck you”, “you suck” y “love you”) y en sus diferentes posibilidades de lectura.
“Salvador” será, inevitablemente, una decepción para quienes conciban únicamente la dimensión puramente clubby de Sega Bodega, de la que se aleja más que nunca. De ser el caso, tampoco me preocuparía demasiado: el mes que viene podría estar haciendo gabber, cantando boleros o diseñando edificios. Pero para los demás, probablemente sea uno de los discos de pop electrónico con mayor carga magnética de la temporada. No hay bangers, hits ni grandilocuencia, y no atrapa a la primera, puede que por esa capa de frialdad que lo envuelve en ciertos momentos. Pero en cuanto lo hace, en cuanto rompe el hielo y emerge por completo, se pega como una segunda piel.
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