Everything Was Forever

Si tras veinte años de carrera y títulos destacados como ‘The Decline Of British Sea Power’ (Rough Trade, 03), ‘Do You Like Rock Music?’ (Rough Trade, 08) o ‘Valhalla Dancehall’ (Rough Trade, 11) afrontas una maniobra sin duda arriesgada como es acotar el nombre de tu grupo, mejor que el asunto venga amparado por un buen disco. Es lo que debieron pensar los miembros de British Sea Power, que, después de una decena de referencias previas en su haber, pasan a denominarse solo Sea Power, prescindiendo del ‘British’ al considerar que el tema resonaba demasiado nacionalista.

En cualquier caso y aun dejando entrever otras opciones estilísticas, el combo no presenta cambios significativos en un sonido que vuelve a incidir en esa amalgama –tan lograda como a estas alturas familiar– de indie-rock de guitarras con trazos de new-wave y post-punk, además del bien apurado ribete épico. Las principales credenciales del grupo aparecen en forma de torrente poderoso y convincente, con diez nuevas canciones que incluyen no pocas dianas. ‘Everything Was Forever’ (Golden Chariot, 22) se abre con el insinuante acercamiento al dream-pop de “Scaring At The Sky”, antes de abrir fuego a destajo con dos singles tan claros como “Transmitter” y “Two Fingers”. También destaca el giro descarado hacia el pop que remite sin tapujos a sus compatriotas de James en “Folly”, el bonito medio tiempo “Fire Escape In The Sea”, o la arrasadora “Doppelganger”, mientras que “Fear Eats the Soul” y los seis minutos de “Lakeland Echo” serían una continuación lógica de la pieza que abre el álbum.

(British) Sea Power son una banda con solera, de las que siempre parecen haber estado ahí, sacando discos interesantes con los que reivindicarse una y otra vez antes de volver a invernar en el subconsciente del aficionado hasta el siguiente lanzamiento. El combo de Cumbria vuelve a hacerlo con ‘Everything Was Forever’, seguramente su trabajo más sólido en años y con el que se manifiestan como una de aquellas formaciones confiables que pululan desde hace tiempo en torno a la zona media del indie británico. Concretamente, una de esas que invitan a disfrutar de cada reencuentro.