Hubo un momento, coincidiendo con la publicación de su primer disco para el subsello de Domino Records, Ribbon Music, que John Maus parecía destinado a comerse el mundo y jugar en grandes ligas. Eso fue hace seis años, un tiempo excesivo para un artista de sus características, que nos llevó incluso a pensar si no habría puesto punto y final a su fascinante pero un tanto extravagante carrera musical. El caso es que el músico de Minnesota está de vuelta y lo hace por partida doble: con este álbum que ahora ve la luz, y con otro disco también, Addendum, que se publicará el próximo mes de abril formando parte de un box set en vinilo con el que se va a recuperar toda su discografía.
De aquello hablaremos cuando llegue el momento. Ahora lo que tenemos ante nosotros es su nueva colección de canciones, doce en total, que bajo el título de Screen Memories le sirven para retomar su carrera allá donde la abandonó hace más de un lustro, cuando decidió centrarse en su doctorado en Ciencias Políticas. The Combine, el tema con el que arranca este retorno, suena épico, exótico y futurista, como una recreación musical del momento en que Darth Vader al frente de las Tropas de Asalto echa pie a tierra en Tatooine, mientras que el título del disco y su portada potencian el efecto nostálgico que la música de Maus siempre ha tenido sobre el oyente. Estos “screen memories” funcionan como aquel televisor devorador que en Poltergeist, la cinta de Tobe Hooper, engullía a quienes se sentaban embelesados frente a la pantalla. Así es la música de John Maus, que avanza a golpe de arrebatos psicóticos en paralelo a un irresistible componente hipnótico.
Por mucho que durante las entrevistas promocionales Maus haya incidido en la importancia de que sus canciones por primera vez surjan de instrumentos electrónicos fabricados a su medida por él mismo, lo cierto es que no habrá excesivas novedades desde un punto de vista meramente musical para quien haya seguido sus pasos desde la publicación de Songs hace un década: fugas de aire barroco, música de videojuego, bandas sonoras para películas de serie Z, todo ello envuelto en un primitivo acabado tecno-pop y coronado con el amenazante vozarrón de crooner de Maus.
El envoltorio le viene que ni pintado al discurso con el que Maus justifica la razón de ser de Screen Memories, un disco que el propio autor define como “apocalíptico” y que afronta el desafío de retratar una sociedad en la que la ética, la moralidad o el mismo misticismo han sido barridos en beneficio del conocimiento tecnológico.
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