Blaster

No se porqué, no sabría cómo explicarlo, pero siempre me fascinó por encima incluso de su figura como músico, el personaje que hay tras Scott Weiland. Stone Temple Pilots fueron un grupo muy particular en su día, en parte por su labor no sólo como vocalista, también por la estética, por lo que proyectaba. Después, una vez conocidos sus graves problemas con las sustancias químicas, su experiencia junto a lugartenientes clásicos de Guns n´Roses no funcionó. Y mira que la combinación en Velvet Revolver era buena, similar a la de Chris Cornell junto a los ex RATM en Audioslave. Tras esa experiencia, resucitó a Stone Temple Pilots con un notable disco de retorno, y tras esa nueva puesta de largo, la irregularidad como norma. Inclusive su carrera en solitario, discos de trazo más bien experimental, inconexos, si bien las canciones tenían magia, con clase. Ahora ha publicado su disco más convencional, y del mismo resulta una obra de rock y pop clásico, con apuntes de glam, prueba de ello es la soberbia versión de “20th Century Boy” de Marc Bolan & T-Rex.