Con este directo The Mars Volta nos recuerdan lo que ya sabíamos, pero quizás habíamos olvidado. Que hubo una época en la historia de la música en que asistir a un concierto era algo más que presenciar una sucesión de temas interpretados con mayor o menor pericia, aunque siempre ajustados a los patrones de las grabaciones.
Un concierto de The Mars Volta es lo más parecido a una experiencia vital en el que cerrar los ojos y dejarte tele-transportar por la psicodelia vital y dura de esta panda de perros verdes, un viaje no reservado para todos los públicos. En primer lugar deben gustarte los devaneos instrumentales, los solos de guitarra inacabables e imposibles de Omar, el desgañitarse hard de Cedric y la experimentación improvisada de toda jam que se precie. Debes olvidarte por tanto de los patrones clásicos, de esas estructuras preconcebidas que incluso han llegado a más de uno a opinar que Omar Rodríguez no sabía tocar la guitarra. Hombre, no es Jimi Hendrix, pero es lo más parecido al de Seattle que corre por ahí en pleno siglo XXI. Porque lo fácil sería no arriesgar, no desmontar el mecano del rock como lo hacen, pero entonces seguirían siendo At The Drive-In.
Almafzaam-inaorkation found, problem solved, thanks!