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Tras cinco años de silencio, Chris Conley (único miembro fundador que continua en la banda tras más de diez cambios de formación a lo largo de los años) aprovecha para hacer un repaso en forma de autobiografía de las dos décadas de vida del grupo. En sus memorias plasmadas a través de los nueve temas, todo recuerdo parece maravilloso, y poco queda de aquel punto nostálgico y melancólico que les alzó como una de las formaciones más influyentes de la segunda ola del emo y del pop punk allá por los 2000. Es la crónica de de un grupo de chavales que consiguieron tener una banda exitosa y sus múltiples viajes en furgoneta, fiestas en hoteles, borracheras… Todo lo que puede esperarse de un grupo de chavales de New Jersey que cumplieron su sueño de adolescentes de tener un grupo de reconocido prestigio a nivel internacional.

Dicho de otra forma, nada reseñable o que pueda sorprender o alimentar nuestra curiosidad, lo que hace que la escucha pierda interés hasta para los fans más acérrimos de conocer anécdotas y de observar por una ventanita a los miembros de su banda favorita en momentos privados alejados de su parte más mediática.

En su particular viaje por toda su vida ligada a Saves The Day, tenemos que esperar al último corte para obtener las reflexiones más profundas e interesantes por parte de Conley. En el progresivo "29", los tempos son más cambiantes y por fin están al servicio de ofrecer una visión convincente de los efectos secundarios de pertenecer a una banda, incluyendo su aislamiento de su familia y seres queridos y sus vulnerabilidades.

Los inadaptados y losers de la vida que amaron "Trough Being Cool" o "Stay What You Are" poco van a encontrar aquí de la banda que les cautivó. A nivel instrumental, el disco suena fresco pero vuelve a renunciar al registro más emo que formaba parte del ADN de la banda, resultando en definitiva en un disco totalmente prescindible en la discografía del cuarteto.