High Priestess

Referirse a Sarah McCoy como una de las voces a tener en cuenta dentro de la actual escena soul sería, en realidad, sesgar el recorrido estilístico que la artista muestra en la presente entrega. Porque la autora enriquece propuesta con el que es su segundo álbum tras aquel ‘Blood Siren’ (Universal, 19) de hace cuatro temporadas, al asumir riesgos inéditos y desarrollar preferencias adicionales en otras direcciones. Todo, partiendo del mencionado género y también del influjo que la ciudad de Nueva Orleans tiene en su música.

Una expansión concretada con lógica y buen gusto en ‘High Priestess’, obra que, en cualquier caso, prescinde de estridencias que desdibujen el clasicismo y la elegancia del que resulta ser un notable conjunto de once piezas. Una selección adornada con puntuales elementos de jazz, pop, blues o una minuciosa pero determinante capa de electrónica. Un talante en el que cabe presuponer que haya tenido mucho que ver la presencia del pianista Chilly Gonzales, descubridor a su vez de la cantante, ejerciendo aquí como productor junto a Renaud Letang. Una referencia que incluye destacadas del tipo de “Go Blind”, la inquietante “Oracle”, “Long Way Home”, el single “Weaponize Me”, “You Are Not Alone”, o la mejor del lote: esa “Sorry For You” que podría haber firmado Jay-Jay Johanson.

Con la sombra de grandes como Nina Simone, Etta James o Billie Holiday apareciendo constantemente durante toda la escucha, ‘High Priestess’ resulta ser un disco tan cálido en apariencia como valiente en contenido, que combina modernidad y clasicismo en dosis estudiadas para que las composiciones resuenen al mismo tiempo tan respetuosas como en realidad contemporáneas. Un equilibrio determinante en la apariencia de la referencia, pero también en el atractivo que ésta destila a lo largo de buena parte de su algo más de media hora de duración.