Spirituals


Si alguien puede darnos lecciones sobre cómo aprovechar eficazmente el tiempo, esa es sin duda la cantante y activista Santi White, conocida sobre los escenarios como Santigold. Luego de habernos entregado hace la friolera de seis años su último pasaje titulado “99¢”, la rapera de Pennsylvania ha hecho auténticos malabares para perpetrar la forma y el fondo de un nuevo proyecto que trasciende más allá de lo meramente musical. “Spirituals” (Little Jerk Records, 22) no son simplemente diez canciones nuevas editadas por cuenta propia tras un largo período trabajando bajo el yugo de una gran multinacional, sino que se trata de todo un discurso reconvertido en una marca personal con la que la artista no solo busca recordarnos su intachable presencia en la escena, sino también reivindicarla a partir de contenido que mantiene más viva que nunca la llama de su misiva: desde productos de cuidado facial, una gama de té natural o incluso un podcast de entrevistas donde invitará a otros artistas cuyas propuestas confluyan con el imaginario de su música. Vamos, lo que se conoce como aprovechar hasta los andares.

Pero más allá de la vida posterior que Santi quiere insuflarle a su cuarto álbum, es la poderosa carga incendiaria y apelante que subyace en los diversos cortes de “Spirtuals” lo que realmente conmueve y termina por devolvernos a las orillas de problemas que nunca parecen resueltos del todo. Por fortuna para todos, la escena actual goza de una diversidad latente mucho más escuchada que la que acogía la realidad que vio emerger a Santigold hace catorce años. No obstante, habla por sí mismo el mero hecho de que tengan que ser puestos de relieve una vez más aspectos que acrediten vigencia al movimiento Black Lives Matter o comprobemos cómo ese sentimiento de invisibilidad que muchas mujeres negras padecen dentro de su ámbito laboral continúa presente (“Nothing”). Huelga decir que, lejos de apostar por una narrativa intensa o politizada, Santigold no duda en echarle salsa al asunto, sumando nombres a su proyecto como el de Rostam, Boys Noize, o SBTRKT entre otros muchos, y haciendo gala de esa innata habilidad suya para maridar sonidos, a priori antagónicos, que convergen con pasmosa naturalidad ante nuestros ojos y que tan pronto sirven para ponerle beat y ritmo a un relato sobre la ansiedad pandémica (“My Horror”), firmar uno de esos cortes empoderadores y pegadizamente únicos que tanto nos recuerdan a sus días gloriosos (“High Priestess”), o arrojar punteos de garage melódico porque sí (“Fall First”).

Y aunque en “Spirituals” quede claro que no hay etiquetas per sé (puesto que esta hechicera de los géneros es capaz de deleitarnos con dosis de indie, rock, dancehall, reggae, jazz, punk o soul sin despeinarse y pasar la pelota de un lado de la cancha a otro, incluso dentro de una misma pieza), hay un sentimiento constante que prevalece y son esas intenciones de la artista por decir cuatro cosas bien dichas a través de los enigmáticos y arraigados mimbres que la música africana le otorgan y con los que logra confeccionar pasajes cargados de misterio, tradición y calado como “Shake” o “No Paradise”. Afilada en su medida y hedonista en rebelión, Santigold nos recuerda con su nuevo trabajo que su voz y talla de invisible tienen poco.