La Mona de Nit
DiscosSandra Monfort

La Mona de Nit

8 / 10
Abel Olivares — 25-03-2025
Empresa — Propaganda Pel Fet!
Género — Pop-Folk

"Lo bueno, si breve, dos veces bueno; y aun lo malo, si poco, no tan malo" (Gracián, 1647). Suscribiendo las palabras del escritor zaragozano Baltasar Gracián en "Oráculo manual y arte de prudencia" (1647), me gustaría empezar esta reseña empleándolas para ensalzar el nuevo trabajo de Sandra Monfort, “La Mona de Nit” (25). Simple y llanamente, la cara oculta de su predecesor “La Mona” (23). Premiando la fugacidad del formato EP, la valenciana nos presenta una obra pasional trabajada desde el cariño y la honestidad, proyectando la calidez humana intrínseca en su persona, así como el privilegio de estar dotada con el insólito talento de ilustrar conceptos abstractos, condensando, en consecuencia, una gran variedad de imágenes concretas en tan solo cinco canciones y una coda.

El eje del miniálbum surge de su naturaleza efímera; la fotografía de una etapa vital relativamente breve, pero muy intensa. Una premisa que se alza como el punto de partida del querer transformar un conjunto de procesos internos en un proyecto que preserve la interrelación entre contemporaneidad y folklore -fundamental en su maestría artística-, apañándoselas en el reto que supone crear una simbiosis perfectamente orgánica entre ambas. Esta vez, sin embargo, la diferencia con “La Mona” es que “La Mona de Nit” no es un regalo al oyente, sino un regalo a sí misma. En otras palabras: es una autorreflexión privada que no tenía ninguna obligación de compartir públicamente, pero que, en cualquier caso, nos alegramos que lo haya hecho.

Opino que si en “La Mona” Sandra nos hablaba con el corazón, “La Mona de Nit” brota del estómago, visceral. “Beneïda” abre el EP definiendo de forma activa sus intenciones autorales, o sea, colocando los primeros ladrillos en la construcción de una oda a la vida, vivida en su “patria dolça i guapa” y en valenciano, por supuesto. El rechazo al mal está muy presente en ella, tanto como en “La seducció”, una reivindicación del peso que carga la feminidad en el amor y la pasión, ratificando la necesidad de la expresión creativa: “Moriria si no fera esta cançó”. Acto seguido, “Fantasy” nos conduce al éxtasis de una electrónica heredera del bakala noventero que confluye en “Bandida”, un canto sobre el empoderamiento bajo los focos de un escenario costumbrista donde disidencia y tradición conviven en paz. La emoción desmedida como epicentro de acción es un elemento clave en la afloración de una sensación de colectividad. Por contra, la llegada de “Siesta Polvo i Escabussó” ralentiza los BPM. Es una composición que venera la sencillez de la existencia, homenajeando el acto de valentía que conlleva disfrutarla a fuego lento en una tesitura capitalista. Hay en ella una ternura que recuerda al imaginario de la suiza Vendredi sur Mer. Ahora bien, el cortejo sonoro de la coda final le pone el broche de oro al EP desencadenando una ascensión celestial generada por el sonido de su guitarra, el instrumento por excelencia de Monfort.

En este sentido, y de forma puramente subjetiva, creo que deberíamos celebrar el tener a alguien que sienta tanto aprecio por sus raíces, alejado de la mercantilización impersonal y capaz de volver el orgullo propio en algo compartido, tan cerca de nosotros. Para mí, aparte de la maravillosa ejecución en la práctica, la magia de Sandra está en el uso de símbolos cotidianos exageradamente específicos. Sin ir más lejos, hace que la cultura regional valenciana se adapte a los códigos de la modernidad y eso es un gesto precioso, a la par que complicado.

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