As Above, So Below

“As Above, So Below” huele a tierra y a microchip. Aquella atractiva forma que encontró Ornette Coleman para intentar definir su música, citando a una supuesta “forma del jazz por venir” (genialmente readoptada por Refused reemplazando jazz por punk y por Dub Trio reemplazando jazz por dub), se aparece entre los pensamientos aleatorios que genera este disco, que licua y vuelve a ligar con una receta completamente encantadora y personal al hip hop actual y el tan bastardeado trap.

Sampa Tembo hace una vez más honor a su sobrenombre y lanza un trabajo en el que lo orgánico y lo digital cumplen con sus misiones a la perfección: el disco tiene un fluído sanguíneo (evidenciado en coros, marimbas y arreglos con sonido a madera) que enamora y al mismo tiempo posee un pulso digital que te mantiene alerta. El peligro y la belleza en danza circular. La vista afilada y el corazón abierto. Zambia, Australia, Zambia de nuevo.

Pintando un paisaje general del disco aparecen sintetizadores y frecuencias graves que hacen pensar en una suerte de Massive Attack del año 2050, sonidos insistentes y marcando territorio, sí, pero también de espíritu permisivo, dejando que los elementos más enérgicos y luminosos (percusiones, vientos, la influencia de las músicas espirituales) sean también protagonistas.

Los rapeos de Sampa alternando con su esencia R&B (¡qué hermosura “Lo Rain”!), nos recuerdan quién es la dueña de casa, aunque ella, con gran criterio y curaduría artística, se mueva de su lugar de estrellato y lo comparta con las entre acertadas y magníficas contribuciones de Denzel Curry (en el corte “Lane”), su hermana Mwanjé y su primo Tio Nason (en el homenaje al rock psicodélico de su país –Zamrock– que es “Never Forget”) y la monumental diva Angelique Kidjo, que participa en “Let Me Be Great”, canción que conforma la culminación del viaje ofreciendo un poco de todo de lo mejor de la propuesta de Sampa The Great: originalidad, credibilidad, sentimiento y ese tipo de ritmo que no se escucha, se siente.