Salt River
DiscosSam Amidon

Salt River

7 / 10
Don Disturbios — 05-02-2025
Empresa — River Lea Recordings
Género — Folk

A cada nuevo paso discográfico que da, Sam Amidon está dejando que las estructuras jazzísticas de sus admirados Miles David y Thelonious Monk ocupen mayor espacio a la hora de estructurar sus canciones de espíritu folk e inspiración libertaria. Unos temas que se presentan menos adheridos que nunca a patrones o corsés clásicos. Para ello se hace acompañar de dos músicos con los que comparte la misma metodología a la hora de crear: el saxofonista y productor del álbum Sam Gendel y el percusionista Philippe Melanson son culpables, en parte, de este proceso de recontextualización de la música folk. Una idea, esta última, propuesta por la propia discográfica (River Lea, subsuello de Rough Trade) a la hora de presentar el disco, pero que cualquiera puede comprar porque resulta de lo más acertada. Solo hay que escuchar temas como “Big Sky” - relectura radical de un tema de Lou Reed de su álbum “Ecstasy” (00) - para darse cuenta del retorcimiento ácrata que sin duda provoca más placer en el intérprete que en el oyente. Y esa es la principal pega del disco. Parece un ejercicio más onanista que una obra pensada para el deleite de receptor.

“Salt River” es un disco que exige y, en los tiempos que corren, eso es algo que debe ponerse en valor porque no es el camino ni más fácil ni más cómodo. Todo parece fruto de la integridad de un músico que no busca los focos ni la gloria, sino la pureza en lo que hace. Una postura artística fruto de haber crecido en el estado de Vermont dentro del seno de una familia de músicos folk integrantes del The Bread and Puppet Theater, compañía de títeres callejeros de espíritu contracultural. El propio Sam Amidon cuenta que en su casa no tenían televisión y que creció ajeno a fenómenos populares de los ochenta como Michael Jackson o Madonna. Una educación que lo llevó desde muy temprano al violín (“Tavern” sería un buen ejemplo de ello) y a tener una visión de la expresión artística tan genuina que, con motivo de la edición de este trabajo, le ha llevado a afirmar que: “Siempre pienso que la música más interesante es cuando escuchas esas extrañas mezclas de espíritus o elementos culturales o cosas sonoras, así que simplemente busco eso donde sea y en cualquier rincón que pueda”. Extrañas mezclas que aparecen por doquier en el álbum, tanto en la revisiones que hace de temas del ya citado Lou Reed, pero también de Yoko Ono (“Ask the Elephant”) y Ornette Coleman (‘Friends And Neighbours’), como de los temas propios creados de la interacción experimental del trío.

“Salt River” es por tanto un disco para musicólogos que compartan la visión de Sam Amidon y estén predispuestos a dejarse seducir por su radical planteamiento. Sin embargo, para el resto de los mortales de carácter más prosaico, está repleto de contraindicaciones. Así que mejor acercarse a él con un halo de curiosidad y ¡quién sabe! igual hasta te seduce porque los caminos de la experimentación son inescrutables. A mi, debo reconocerlo, no lo ha conseguido en absoluto. Y es que no me parece  que haya alcanzado lo sublime y, en este tipo de trabajos, lo más peligroso es quedarse a medias.

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